Tercera y última parte de la entrega sobre el posicionamiento de los anarquistas a la contracepción a lo largo de la historia. En esta ocasión, centrada en España y destacando la primera y pionera Ley del aborto promulgada por Federica Montseny al frente del ministerio de Sanidad en 1936.
Dolors Marín | Periódico CNT
En nuestros escritos
precedentes ya esbozamos parte de la larga marcha de las teorías sexuales
desarrolladas por los sectores progresistas de todo el orbe. Unas teorías
demonizadas y criticadas por la iglesia católica y que se convierten en punta
de lanza del pensamiento de las clases trabajadoras mezclándose con sus
proyectos de mejora social y que forman parte del imaginario revolucionario.
Así, el movimiento obrero se
impregna del neomaltusianismo y es en Francia, país con una larga tradición
natalista donde más incidencia tendrá en los medios obreros, con un
significativo bajón para con las cifras demográficas del primer cuarto del
siglo XX. Ciudades, pero también zonas rurales, adoptan los métodos
contraceptivos que en aquellos años son sinónimo de modernidad.
La tarea se debe a Paul
Robin, internacionalista y gran amigo de Bakunin, que había trabajado
simultáneamente en la propaganda antinatalista y también como pedagogo-director
del orfelinato de Cempuis, desde 1880 hasta 1894. Allí desarrollo sus
planteamientos de la educación coeducadora, laica y libre, ante las continuas protestas
de los vecinos, inspirados por la derecha local, que no se hacen esperar. Dos
años después funda el periódico neomalthusiano Regeneración y conoce al
también anarquista Eugene Humbert. En su entorno se reúnen médicos, enfermeras, militantes obreros e
ilustrados en general. En 1908, Robin se retira del movimiento y pasa el
testigo a militantes más jóvenes, son la generación de su yerno G. Giroud,
Víctor Meric, F. Kolney, Humbert y el omnipresente Sebastién Faure incansable
en varios frentes. Fruto del esfuerzo nace la emblemática Generación
Consciente que pervive hasta el inicio de la guerra europea de 1914 y que
pocos años después aparece en el Levante español, es la precedente de la gran
revista Estudios que formará a
generaciones de anarquistas de habla hispana.
La huelga de vientres
El lema “Huelga de
Vientres”, en clara alusión al antimilitarismo es uno de los más coreados en
las asociaciones sociales. El neomaltusianismo se une aquí al pacifismo y al
antimilitarismo dentro del anarquismo europeo. Pero militantes como Eliseo
Reclus, están en contra de los neomalthusianos a los que responden en sus
mismas publicaciones. La polémica seguirá en los medios sociales hasta los años
treinta. Reclus aboga por la acción sindical y directa junto con Grave y sus Les
Temps Nouveaux. En cambio los redactores de Le Libertarie están a
favor. Por su parte Magdalena Vernet aboga por la maternidad.
Los ánimos están enconados
entre la gran familia anarquista. Naturalmente en los países latinos se propagó
también el neomalthusianismo entre los medios anarcosindicalistas. En Argentina
destacan los militantes Lola Sánchez y su compañero el poeta y pintor Félix
Nieves, que consiguen, con un grupo de afines crear en 1908 el grupo Pro-Salud
y Fuerza, colaborador con otro grupo establecido en Montevideo, en el país
vecino. El periódico La Protesta se hace también eco de las nuevas
propuestas, en Rosario nace la biblioteca neomalthusiana Libertad y Amor.
El neomalthusianismo en el anarquismo español
Pero el neomalthusianismo es
sin duda uno de los atractivos del moderno anarquismo del siglo XX. En España
se difunde a partir del grupo barcelonés de Luis Bulfi de Quintana y su
publicación Salud y Fuerza que continuamente recibe denuncias por
pornografía y ataque a la moral. Su pervivencia en ateneos obreros y grupos
sindicales, de mano en mano, será la clave del florecimiento de las practicas
anticonceptivas ligadas a la propuestas de vida comunitaria de los años veinte,
en plena dictadura militar de Primo de Rivera en que aparecen revistas como Generación
Consciente que toma el titulo de su predecesora francesa, en homenaje al
libro de Frank Sutor, del mismo título.
Las polémicas en España se
inscriben de lleno en La Revista Blanca, con una actitud de Montseny y
también de Anselmo Lorenzo favorable al natalismo, y por una actitud
neomalthusiana de Ferrer Guardia, Mateo Morral, Bulffi, y la siguiente
generación valenciana en torno al doctor Pastor editor de Estudios y sus
colecciones de libros y revistas, un verdadero arsenal contraceptivo, pero
también de difusión de las formas de vida comunitarias, el vegetarianismo, y el
naturismo, más cercano a las propuestas francesas del grupo de L’en-dehors,
que tomará su máxima expresión individualista entorno a los grupos barceloneses
del Ateneo Naturista Ecléctico y sus paradigmáticos Ética y iniciales
en los últimos años de la dictadura de Primo de Rivera.
Esta tradición ligada a la
planificación familiar y a la ilustración sobre el propio cuerpo, impensable en
otras propuestas políticas y sindicales, hará que dentro del anarcosindicalismo
español puedan encauzarse propuestas muy radicales, inseridas en otros países
dentro de la militancia feminista pero que en España se vehiculan a partir del
anarquismo.
El femenismo y la anarquía
Las feministas españolas,
encontraran dentro del anarcofeminismo, como lo habían hecho Emma Goldman,
Voltairine de Cleyre y varias más un medio libre en el que poder hablar,
escribir y pensar. Desde las pioneras Teresa Claramunt, Teresa Mañé, y las
anónimas sindicalistas de fabrica, hasta la generación de los años treinta que
dará lugar a Mujeres Libres, un grupo que aúna doctoras, trabajadoras textiles,
intelectuales o secretarias.
Mujeres Libres no es solo un
grupo de mujeres anarcosindicalistas, sino que son un grupo de mujeres que abre
su espacio en un país atrasado y con un largo recorrido de represión y
criminalización del cuerpo de las mujeres. Su labor, como ninguna otra, está
aún por valorar y analizar, y sus vidas siguen siendo anónimas.
Solo la biografía de
Federica Montseny (1905-1994) emerge de tanta oscuridad, precisamente sin estar
en Mujeres Libres, pero por su actitud de periodista y pensadora y por su labor
como ministra anarquista, la única que valientemente encauza la propuesta de la
primera ley del aborto en España. Una ley que nunca se plasmará a nivel de todo
el estado español precisamente a causa del veto de Negrín, ministro de Hacienda
y del autismo de Largo Caballero. Montseny, ministra de Sanidad y Asistencia
Social (4 de noviembre, 1936 al 17 mayo, 1937) representando a la CNT-FAI se
hace eco de las demandas de su militancia a la que representa y de la tradición
expresada en las publicaciones anarquistas-neomalthusianas españolas.
La definitiva salida de los
anarquistas del gobierno de Largo Caballero y el avance de los comunistas a
partir de los vergonzantes hechos de Mayo de 1937 dan al traste con las
expectativas de interrupción del embarazo no deseado y que era llamado “reforma
eugénica del aborto”, como se titula la ley, que viene de la mano de uno de los
doctores que más habría de ayudar a la mujer obrera en España, el doctor Félix
Martí Ibáñez que morirá, como la mayoría de sabios españoles, en el exilio.
La aplicación de la primera ley del aborto en España
Solo en la Cataluña autónoma,
el día de navidad de diciembre de 1936 se legaliza por primera vez en la
Península el decreto de la Ley del aborto que estará vigente en este territorio
hasta la entrada de las tropas del general Franco y que reviste unas
características que merecen estudiarse con detenimiento por la especial
relación que tienen con todo el proyecto anarquista que revisten y por la
implicación que tienen médicos, pensadores, enfermeras y militantes de los
grupos libertarios. Se publica el 9 de
enero de 1937 en el Diari Oficial de la Generalitat firmada por Tarradellas,
como Consejero Jefe, y por el consejero de Sanidad y Asistencia Social Pedro
Herrera (CNT) y el de Justicia, Vidiella (UGT).
En plenas jornadas
revolucionarias, José Martí Ibáñez, el médico anarcosindicalista de 26 años que
dirige la Consejería de Sanidad y Asistencia Social del gobierno catalán hace
realidad las aspiraciones del sector más joven del anarcosindicalismo español.
Un sector que se ha forjado en la lectura de sus textos y de los de otro gran
medico asesinado hace pocos meses: Isaac Puente. Ellos y varios más propagaron
el control de la natalidad, pero también los desastres de las enfermedades
venéreas y sus peligros asociados en los medios obreros que avanzaban desde el
analfabetismo hacia su autoorganización más impresionante y tangible.
La CNT y la FAI
representadas por su militancia más destacada se lanzan a hacer realidad su
utopía social de la que forma parte intrínseca la libertad de las mujeres a
decidir sobre su propio cuerpo, le siguen también inciativas de planificación
familiar, pero también todo un entramado sanitario destinado a mejorar las
condiciones de las mujeres que desean dar a luz en condiciones higiénicas
saludables, ayudas para los bebes y sus madres, mejoras en la educación y en la
creación de parvularios con inmensos jardines y enseñanzas racionales. Se
truncaron todas las esperanzas anarcosindicalistas pero el estudio de aquellos
logros nos pueden ofrecer nuevas expectativas que merecen ser rescatadas del
olvido porque forman parte de la historia del anarquismo mundial.