A CONTRATIEMPO | ENTREVISTA A AITOR PUEYO | Extraído del cnt nº 434
«Desde mi forma de entender la evolución económica hacia el anarquismo, el cooperativismo es un paso previo al colectivismo, del mismo modo que el colectivismo es un paso previo al comunismo libertario», explica Aitor Pueyo que recuerda que «cuando las ideas de la CNT se extendieron, el cooperativismo tenía un peso crucial en la sociedad». En su opinión, la clase obrera debe plantearse el cooperativismo en situaciones como el cierre de empresas o despidos generalizados. «Dejamos que todas cierren y esperamos a cobrar el paro hasta conseguir otro trabajo, con seguramente peores condiciones laborales», critica.
Pregunta: ¿Como nace la idea de la cooperativa?
Respuesta: Nace a partir del 2011. Tras la ocupación de las plazas por parte de la gente el 15M, en Sant Joan Despí se debate sobre la desconexión de las empresas del Ibex35, para evitar en cierta manera que nuestro dinero vaya a las grandes corporaciones, las cuales son protagonistas de la mayoría de los problemas que hay. Vemos con entusiasmo algunos proyectos como Som Energia, que valoramos como una buena alternativa, cooperativista y que apuesta por las energías renovables. Debido a nuestros perfiles técnicos, vemos que también existe la red guifi.net, la cual había nacido en la comarca de Osona como red de telecomunicaciones que ofrece acceso a internet usando diferentes tecnologías. Entonces, con esta idea principal, en 2013 nos lanzamos al ruedo, convocamos una reunión con diferentes personas y al final constituimos una cooperativa, enfocando nuestro trabajo en fomentar la red guifi.net en la comarca que vivimos, el Baix Llobregat.
P: ¿Qué os hizo falta para iniciar el proceso de creación?
R: Pues primero de todo, el querer hacerlo, y en segundo tener los conocimientos técnicos para poder construir la red. Es importante formarse, no podemos autolimitarnos, pues el capitalismo ya trabaja para que solamente produzcamos donde y lo que el mismo sistema quiera. Para poder desarrollar un mundo nuevo, con nuevas estructuras, debemos tener formación e iniciativa.
Para autogestionar una fábrica, un taller o el campo hay que saber hacer asambleas, tomar decisiones de forma horizontal respetando las ideas de la otra persona. Y saber que de estas decisiones depende tu sueldo y el de tus compañeras/os de viaje.
P: ¿Cómo ha sido la evolución del proyecto en estos casi diez años?
R: Desde el inicio hasta ahora ha habido cambios. Gente dejó el proyecto y nueva gente se unió. De hecho, en el camino, conocimos a otro proyecto llamado Som Eficiència, que su enfoque era realizar estudios de eficiencia energética para ahorrar en las facturas de los suministros que llegan a casa (electricidad, agua, gas…). Como ambos proyectos hacíamos instalaciones y reparaciones… vimos que podríamos enriquecernos si nos juntábamos, y así lo hicimos. Hoy en día, tenemos un volumen de trabajo bastante elevado, y esto ha hecho que demos de baja la cooperativa guifibaix y estemos ahora mismo en el proceso de constitución de una nueva más acorde a los trabajos que estamos realizando.
P: El movimiento cooperativista tiene mucha fama de estar subvencionado, que sin dinero del estado no podría sobrevivir, ¿es esto cierto
R: Por mi parte, no soy partidario de recibir subvenciones, por varios motivos. Uno de los principales motivos es que el estado justifica sus impuestos mediante estas partidas. Como libertarios, queremos la desaparición del Estado, con lo que habría que buscar la máxima reducción de impuestos a la gente, y solicitando subvenciones solo se fomenta que nos cobren impuestos. Es decir, para pedir subvenciones, tenemos que pagar impuestos, el estado ha de contratar a funcionarios para que gestionen esas subvenciones y todo lo que ello conlleva. Es decir, que nos sale más caro como sociedad que existan las subvenciones, cuando sería más fácil que no nos obliguen a pagar tantos impuestos. Uno de los principales motivos por los que no funcionan algunos proyectos es por la cantidad delirante de impuestos que hay que pagar al estado, que al final lo has de repercutir en el coste de tu trabajo y no estamos hablando solamente del IVA. Y eso se paga tanto si se tiene una economía un tanto estabilizada como si no
Por otro lado, las subvenciones van ligadas a unas condiciones y unos trámites a los que generalmente hay que dedicarle un tiempo que te desvía de tu actividad. Es decir, que, en vez de dedicarte a tu trabajo, debes dedicar tiempo a cumplir las características que marca la subvención. A parte, un proyecto no autogestionado, es decir que depende de subvenciones, no es un proyecto firme, pues la subvención depende del partido que gobierne y si tu cooperativa depende del partido que haya en el ayuntamiento correspondiente, tienes un problema de estabilidad. Igualmente, sí es verdad que en el cooperativismo hay mucha subvención que va y viene.
En mi sindicato siempre hemos dicho que quien propone apechuga, y quien no apechuga no propone y, si puede apoya. Con lo que se ha conseguido que quien tenga iniciativa sea quien pueda tirar adelante.
P: El cooperativismo, ¿guarda relación con el anarcosindicalismo?
R: A principios de siglo XX, cuando las ideas de la CNT se extendieron, el cooperativismo tenía un peso crucial en la sociedad. Muchas veces solamente se destacan las huelgas o los grupos de acción, pero esa revolución económica que existía fue el motor que hizo realidad el colectivismo durante los años 1936-39. Actualmente, cuando ha existido un cierre patronal, y aunque desde una sección sindical de CNT se busque tomar la empresa, apenas existen referentes en el sindicato de proyectos que funcionen de forma horizontal. Añadido a esto, es muy complicado que un grupo de personas de forma generalizada, rechacen o reinviertan una indemnización de 20.000 o 30.000€ para montar una cooperativa que no sabes si va a funcionar o no.
P: Pero la CNT lo que busca es colectivizar los medios de producción, no pagar impuestos al Estado aunque sea de otra forma.
R: Exacto. Desde mi forma de entender la evolución económica hacia el anarquismo, el cooperativismo es un paso previo al colectivismo, del mismo modo que el colectivismo es un paso previo al comunismo libertario. El colectivismo funciona durante el proceso de cambio, mientras el sistema político horizontal y asambleario se va estabilizando. Para explicarme mejor. El anarquismo es un sistema político, que marca cómo ha de organizarse la sociedad. Pero el anarquismo, parafraseando a Malatesta, no puede definir su modelo económico porque ha de ser la misma sociedad de ese momento quien la defina. En ese aspecto, es un gran acierto que no se mezcle un sistema económico con un sistema político. En la actualidad, en el Estado español vivimos en un sistema político parlamentarista, y un modelo económico capitalista. Pues bien, una parte del movimiento cooperativista busca crear un modelo económico diferente con las normas del juego que hay. Es imposible seguir el desarrollo hacia el colectivismo, sin pasar por esta experiencia.
P: ¿Por qué es imposible?
R: Porque la autogestión no se explica, se practica. Para autogestionar una fábrica, un taller o el campo, no es solamente decirlo, hay que saber hacer asambleas, tomar decisiones de forma horizontal respectando las ideas de la otra persona. Y hay que contar que de estas decisiones no solamente depende tu motivación, sino que también depende tu sueldo, tu sustento mensual y el de tus compañeras/os de viaje. Siento que falta una fuerte reflexión del porqué ante los cierres patronales que ha habido en todos estos años no se han cooperativizado más empresas. Dejamos que todas cierren y esperamos a cobrar el paro hasta conseguir otro trabajo, con seguramente peores condiciones laborales.
Falta una fuerte reflexión del porqué ante los cierres patronales que ha habido en todos estos años no se han cooperativizado más empresas. Dejamos que todas cierren y esperamos a cobrar el paro hasta conseguir otro trabajo, con seguramente peores condiciones laborales.
P: ¿Dónde veas que falta esta reflexión?
R: Pues al ver lo que se hablaba, por ejemplo, en el XII Congreso, veía la misma preocupación de siempre: «Falta formación». El problema que yo veo en esta reflexión es que se dice desde la inactividad. No se dice «tengo preparado un taller» o «tengo un grupo para trabajar o desarrollar esta idea». Se lanza la idea al aire con el riesgo que se quede en el aire, o que se fuerce de alguna forma a que eso se lleve a cabo, lo que pasará por uno o do años y, después, se dejará de hacer. Es un ciclo que se repite permanentemente y desde mi punto de vista es un problema, porque la autogestión es no delegar y la acción directa es hacerlo sin intermediarios, entonces con esta forma de pensar se está delegando en una entidad que te forme en lo que tú quieres aprender y que te ayude a interactuar en aquello que tú no te ves con capacidad de llevarlo adelante… El anarcosindicalismo ha de ser activo, ha de ser vivo, no ha de limitarse en ese aspecto a la militancia. En mi sindicato, Cornellà, siempre hemos dicho que quien propone apechuga, y quien no apechuga no propone y, si puede, apoya. Con lo que se ha conseguido que quien tenga iniciativa y motivación, sea quien pueda tirar adelante con la idea que plante. Vemos la secretaria como alguien que organiza, pero no ha de ser quien cargue con todo el trabajo.
Otra situación es cuando alguien va a una asamblea con la idea de romper una dinámica de trabajo sin proponer alternativas sólidas, aquí estamos ante un serio problema que hay que frenar de raíz, porque esa persona que frena el trabajo no tiene ninguna ligazón con el trabajo, el esfuerzo y la motivación que ha existido y no le importará tirar el trabajo hecho a la basura, para que su idea tire adelante, lo cual puede ser un foco de conflictos.