CNT A FONDO | SALAMANCA
Valentín Rodríguez, secretario de tesorería y jurídica de la CNT salmantina nos repasa la actualidad de su sindicato, destacando los aspectos positivos y negativos que en su seno se producen. Aunque queda mucho trabajo que realizar, cabe destacar el importante ascenso cualitativo y cuantitativo experimentado en los últimos años.
Redacción | Periódico CNT
Pregunta.— Haznos una introducción a la actual
composición de clases en Salamanca
Respuesta.— No es muy diferente de la
que puede haber en otras localidades. Existe una clase que trabaja, que busca
trabajo o que malvive con una pensión, estos últimos mayoritarios, y otra clase
que vive del cuento. Esto no ha cambiado nada. El tejido social está muy
fragmentado, el asociacionismo vecinal está bastante limitado y muy orientado a
la búsqueda de protagonismo de unos pocos o a ofrecer formas alternativas de
ocio o de consumo. Existen algunas propuesta, a través de Centros Sociales,
pero tienen muy poca repercusión social, especialmente fuera del ámbito
universitario. Y es que este es uno de los problemas de nuestra ciudad, el
hacer converger a las personas que vienen de fuera a estudiar, mayoritariamente
jóvenes, y a las que viven en la ciudad, con importante presencia de personas ancianas.
P.— ¿Cuál es la composición política a nivel
oficial?
R.— El gobierno en los últimos veinte
años ha estado en manos del Partido Popular, a través de la figura del cacique
que hace con su cortijo lo que le viene en gana. El Partido Socialista no ha
sido capaz de convencer al electorado y posiblemente ni siquiera así mismo;
mientras que el resto de la izquierda apenas ha tenido presencia en ningún
ámbito por estar muy fragmentada; y por ser la población especialmente
conservadora. Una de las características del Gobierno Local del Partido Popular
ha sido la de una fuerte limitación del uso social de las calles de Salamanca,
algo que ha generado una fuerte repercusión en la actividad y economía de
nuestro sindicato.
P.— ¿Cuál es la trayectoria reciente de la CNT en
Salamanca y su presencia en las empresas y sectores productivos?
R.— En los últimos años la presencia
del sindicato ha destacado especialmente en el sector de enseñanza y en el
sector del comercio y hostelería; dos de los sectores más importantes de la
ciudad. El sector de la enseñanza es muy importante, por el peso que tiene la
Universidad de Salamanca; se trata de una ciudad de unos 150.000 habitantes y
se estima que hay unos 25.000 estudiantes. Esto genera también que el sector de
hostelería tenga también bastante importancia en la ciudad, especialmente el
centrado en el ocio nocturno. Además, al tratarse de una ciudad con una
importante afluencia de turistas, también cobra mucha importancia el sector del
comercio.
P.— ¿Ha habido recientemente algún conflicto
laboral que destaque sobre los demás?
R.— En los últimos años cabe destacar
el conflicto con Telepizza, debido al mal estado de las motos, a los bajos
salarios y a la precariedad general alrededor de esta empresa y del sector de
reparto a domicilio. Es de destacar especialmente por las diferentes muestras
de solidaridad que recibimos de la CNT y de la AIT. Aunque se han mantenido
otros conflictos con pequeñas empresas que se han solucionado de forma mucho
más satisfactoria, el conflicto con Telepizza generó bastante implicación y
solidaridad, así como una importante repercusión en toda la ciudad. Durante el
conflicto, la sección sindical fue un referente de sindicalismo asambleario
para los trabajadores. En los últimos meses, además, se viene desarrollando una
importante campaña en el sector del comercio, contra la apertura de festivos;
siendo la única organización que se ha opuesto, de forma sincera y pública,
contra esta medida.
P.— ¿Qué aspectos positivos y negativos
destacarías de tu sindicato?
R.— Como principal aspecto positivo, la
continua actividad que se mantiene en la calle, a través de acciones de
solidaridad, acciones informativas, así como actividades de distribución de
propaganda. Siendo el principal referente de sindicalismo activo en la ciudad,
si bien no tenemos constancia de que haya otra organización sindical que no
practique sindicalismo pasivo, es decir, que no participe de las elecciones
sindicales o reciba subvenciones, por ejemplo. Esto ha generado en los últimos
años que la CNT haya sido la principal impulsora de huelgas sectoriales de
enseñanza e incluso huelgas generales, como fue el caso del pasado 14N. Como
aspecto negativo es que al tratarse de una ciudad con nulas posibilidades de
empleo, en los últimos meses y años muchos compañeros y compañeras han tenido
que abandonar la ciudad, lo que ha estancado el crecimiento del sindicato;
aunque casi siempre estos compañeros y compañeras han continuado militando allí
donde han ido a parar.
P.— ¿Cuál es el ambiente de conflictividad obrera
en la localidad? ¿Y a nivel social?
R.— El ambiente de conflictividad es
muy limitado y reducido. No hay conflictividad más allá de conflictos puntuales
y resulta muy difícil hacer converger diferentes conflictos laborales, porque
cada trabajador parece que sólo mira por lo suyo. Los trabajadores que están en
conflicto con su empresa no se solidarizan con las trabajadoras en conflicto de
otra empresa. A nivel social ocurre también algo muy parecido; y muchas veces
la conflictividad está muy condicionada a la repercusión mediática, no hay una
continuidad más allá de lo que marcan los medios de comunicación.
P.— ¿Tenéis relación con otras fuerzas sindicales
y/o sociales?
R.— No tenemos relaciones continuadas
con ninguna Organización, sólo establecemos relaciones puntualmente cuando es
necesario, ya sea en conflictos o en movilizaciones. Por ejemplo, para huelgas
contactamos con todos los sindicatos e intentamos coordinarnos en la medida de
las posibilidades con ellos. Nunca hablamos de sindicalismo alternativo porque
no nos gusta confundir a la gente ni hacerle campañas electorales a ninguna organización.
Del mismo modo intentamos estar presentes en todas las movilizaciones, pero
siempre con un mensaje propio que no podemos dejar de lado porque entendemos
que la colaboración no debe confundirse con ocultar las líneas de
diferenciación ni sacrificar nuestra personalidad colectiva.