“El apoyo del sindicato ha sido fundamental, no solo a nivel profesional, sino también humano”


La CNT consigue la nulidad del despido de un compañero en el Tribunal Superior de Justicia de Extremadura.


Esta historia comienza en 2008, en el Centro de Investigación de la Junta de Extremadura, que se llama CICYTEX. Nuestro compañero, que no quiere dar su nombre por temor a represalias, ha vivido en carne propia el constante vaivén de los contratos temporales en el sector público. A lo largo de su carrera, ha sido testigo de promesas incumplidas, promesas de estabilidad que nunca llegaron, y finalmente, un despido injusto. Con una voz tranquila pero firme, comparte su experiencia de lucha contra un sistema que parece haberle dado la espalda, a pesar de su compromiso y dedicación.

Inicio del caso

Entré en el Centro de Investigación en 2008. Desde el primer día que empecé a trabajar, ya hicimos labores estructurales, a pesar de ser contratos temporales”.
Así comienza su relato, una historia que se remonta a más de 14 años de trabajo constante, pero siempre bajo la incertidumbre de la temporalidad. El trabajador recuerda que, al principio,“no nos preocupaba la temporalidad, porque confiábamos en que el gobierno regularizaría nuestra situación”. Sin embargo, pronto se dieron cuenta de que no había intención de estabilizar sus plazas.

La crisis económica agravó el abuso de temporalidad, dejando a muchos trabajadores en una situación incierta”. Durante estos años, las promesas de un cambio nunca se materializaron. “Llevábamos años reclamando estabilidad, pero siempre nos daban largas con promesas de una futura reforma que nunca llegaba”.

A medida que pasaban los años, el trabajador fue viendo cómo las plazas temporales se perpetuaban y cómo su situación no mejoraba.“La administración utilizaba contratos temporales de forma sistemática para cubrir puestos estructurales. En 2016, tras varias denuncias, nos hicieron laborales indefinidos, pero sin reconocer nuestro derecho a la fijeza”.

En 2019, la administración decidió asignarnos a plazas de funcionarios base sin tener en cuenta nuestra especialización”, explica el trabajador, quien señala que ese cambio no resolvió la precariedad. “No tuvimos la posibilidad de consolidar nuestras plazas, lo que hubiera sido lo normal”.

El proceso de estabilización

A pesar de la promesa de un cambio en 2016, la estabilización no llegó. “El proceso de estabilización ha sido un parche injusto que no ha garantizado la consolidación de nuestras plazas”. Las reformas que se mencionaron como solución nunca trajeron consigo la seguridad laboral prometida, y la frustración fue creciendo.

“Mientras algunos aceptaban la situación, yo decidí recurrir judicialmente porque no era justo”. De esta manera, a través del sindicato CNT, presentó una demanda, el proceso judicial ha sido largo y duro, pero sabía que tenía que luchar por mis derechos”.

El despido inesperado

El punto culminante de la historia llega en 2023. “En febrero de 2023, sin previo aviso, mi plaza fue ofrecida a otro funcionario, lo que derivó en mi despido”. Este acto inesperado fue la culminación de años de inestabilidad. “Fueron días de caos, llamadas, presión y, finalmente, mi despido el 15 de marzo”. En su caso, no hubo reunión ni justificación: “Después de 14 años trabajando, me despidieron con un simple correo electrónico”.

El trabajador destaca que la administración nunca asumió la responsabilidad de la situación. “La administración no quiso asumir su error y nos pasó el peso de la solución a nosotros”. El proceso fue, según sus propias palabras,“un proceso kafkiano en el que la administración nos ha tratado como números, sin asumir su error”.

Apoyo del sindicato y el abogado

A lo largo de este proceso tan doloroso, el apoyo de su abogado y del sindicato ha sido crucial. “El apoyo del sindicato y mi abogado ha sido fundamental, no solo a nivel profesional, sino también humano”. A pesar de las dificultades, ha sentido que no estaba solo en su lucha, y ese respaldo le dio fuerzas para seguir adelante. “Ha sido un proceso agotador, pero siempre me he sentido respaldado por mi abogado y el sindicato”.

La Justicia reconoce el fallo

A pesar de la lucha constante, la batalla no fue en vano. “Finalmente, en 2025, el Tribunal Superior de Justicia reconoció la injusticia de mi despido”. Sin embargo, el daño ya estaba hecho, y el trabajador sabe que la lucha no solo fue legal, sino también personal.

Esto no solo ha sido una lucha legal, sino también una batalla personal contra la impunidad administrativa”. La victoria en los tribunales representa, para él, un pequeño consuelo ante el sufrimiento que vivió a lo largo de todos estos años.

Hoy, después de más de una década de lucha, reflexiona sobre la experiencia. “Al principio pensábamos que solo era una cuestión de tiempo, que la administración cambiaría de rumbo, pero con los años, eso nunca sucedió”. El trabajador expresa su frustración ante un sistema que lo utilizó durante años sin darle la estabilidad que le prometieron, pero también su determinación: “Fui el único que presentó demanda a través del sindicato CNT, mientras otros optaron por diferentes vías”.

Aunque el futuro sigue siendo incierto, se siente aliviado por la victoria en los tribunales. “La administración nos trató como números, pero al menos al final, se reconoció la injusticia”.

Con esta victoria, el trabajador espera que su historia sirva de lección para otros en situaciones similares. “Este proceso ha sido largo, doloroso, pero también necesario para visibilizar la precariedad y la injusticia que hemos vivido tantos trabajadores”.

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