«El antifascismo sigue siendo un gran desconocido en la cultura francesa»

Entrevista a dos compañeros antifascistas que nos relatan lo sucedido tras el asesinato del joven de 19 años, Clément Méric, por un grupo de neonazis en París a plena luz del día.

I. Nistal | Periódico CNT

P.- ¿El asesinato
de Clément se puede considerar un hecho fortuito o es algo que se veía venir?

R.- Si a
cruzarse con un grupo de neonazis se le puede llamar “hecho fortuito”, sí lo
es. Si se tiene en cuenta la situación de crisis que atraviesa la República
francesa, en ningún caso puede considerarse como un hecho fortuito sino como un
asesinato político.

Este
asesinato es la consecuencia lógica de la banalización del discurso y de las
ideas que propaga la Extrema Derecha cada vez con más naturalidad y menos
complejos. Y no solo eso, lo peor es que su ideario, ayudado por las supuestas
“derechas democráticas” como el Front
National (FN), va calando poco a poco en la sociedad francesa.

P.- ¿Qué ha ocurrido en Francia para llegar a
esta situación?

R.- Francia al igual que el resto de Europa y, generalizando aún más, el resto del
mundo (Turquía o Brasil), está inmersa en una época de decadencia a todos los
niveles. El sistema capitalista, panacea de nuestros siglos XX y XXI, está
siendo repensado y desde diferentes frentes combatido.

Para
la extrema derecha los “males mayores” son la llegada masiva de inmigrantes, la
pérdida de identidad nacional (consecuencia directa de la inmigración), la
crisis financiera con todo lo que ella conlleva y la tolerancia cero en
términos de religión (la invasión del Islam), orientación sexual, etc., entre
otros.

En un
clima de semejante agitación social no es difícil llegar a situaciones como las
vividas últimamente en Francia: agresiones cada vez frecuentes a inmigrantes,
recuperación política de protestas en principio ciudadanas tras la aprobación
de la nueva ley de matrimonio homosexual, acciones mediáticas con una gran
connotación ideológica como la protagonizada por Dominique Venner, historiador,
teórico de la Extrema Derecha y arduo opositor al matrimonio homosexual que el
pasado 21 de mayo se suicidó en la catedral de Nôtre-Dame de Paris dejando el
siguiente mensaje: «Me quito la vida con el fin de despertar las
conciencias dormidas. Me rebelo contra la fatalidad de nuestro tiempo».

P.- Aquí en España automáticamente nos ha
venido a la mente el caso de Carlos Palomino. ¿Qué similitudes y diferencias
veis entre ambos países?

R.- Para todo antifascista el asesinato de Clément Méric no ha hecho más que
revivir y recordar aquel triste 11 de noviembre de 2007.

Similitudes…
como ya lo he dicho anteriormente, y sin ánimo de repetirme, la situación de
crisis que atraviesan ambos estados hace que se implanten discursos de corte
racista, xenófobo y declaradamente anti-izquierdista que pueden desembocar en
hechos como los acontecidos en el Estado español en 2007 o en Francia en 2013.

Diferencias…
la más importante, que desgraciadamente el antifascismo acaba de ser
descubierto por una gran parte de la población francesa.

Por
muy increíble que parezca el término “antifascismo” sigue siendo un gran
desconocido en la cultura y la lengua francesas. Y para aquellos, los pocos,
que lo conocen, antifascismo quiere decir únicamente “cazadores de skins”.
Francia, al contrario que el Estado Español o Italia, no ha vivido varias
décadas bajo una dictadura fascista lo que conlleva que para el común de la
población el fascismo terminó con la muerte de Hitler. En Francia hasta este 8
de junio el enemigo público número uno era el racismo y no el fascismo.

P.- ¿A qué creéis que se debe el auge de la Extrema
Derecha en buena parte de Europa? El poder que están demostrando Amanecer
Dorado en Grecia, o Jobbit en Hungría es terrible…

R.- En
mi opinión este auge se debe sobre todo a las “campañas sociales” que están
llevando a cabo. Estas campañas son el ejemplo más claro de la utilización y de
la manipulación política de la crisis financiera que están atravesando estos
países. En cuanto a los mensajes que transmiten en ellas, nada nuevo bajo el
sol, xenofobia en estado puro: “los nuestros antes que los otros”.

Si no
tienes para comer y “una mano amiga” (Amanecer Dorado, por ejemplo) organiza un
banco de alimentos en el centro de tu ciudad y solo por el hecho de ser
griego tienes derecho a comer tú y toda tu familia, la respuesta es clara:
primero como y luego ya me ocuparé de la política. Lo que no sabía esta pobre
gente era que la afiliación al partido era obligatoria.

Desde
mi punto de vista esta es una de las razones por las estos “partidos políticos
democráticos” están ganando tanto terreno.

P.- ¿De qué herramientas dispone la clase
obrera para combatirlos? ¿Existe alguna experiencia histórica o actual en la
que fijarnos?

R.- Por
supuesto que existen experiencias similares. La lucha que se ha llevado a cabo
tras el asesinato de Carlos, sin ir más lejos.

En cuanto
a las herramientas de que disponemos decir que son numerosas, pero que debido a
que el antifascismo francés se encuentra en un estado casi primario de
desarrollo, la labor central es la información. Stands informativos, debates,
concentraciones, manifestaciones, propaganda, música, etc.

El
objetivo es que la gente no focalice su atención en la muerte de un joven de 18
años sino en el asesinato político de un militante antifascista. Digo bien
antifascista, porque una de las primeras luchas tras su muerte ha sido la de
quitarle la etiqueta de “joven de extrema izquierda” que le han dado los medios
de comunicación por la de militante antifascista.

P.- ¿Cómo han
tratado este tema los medios?

R.- Los
medios de comunicación de la República en esta ocasión, debido a la gravedad de
los hechos: un asesinato y a las acciones mediáticas que los grupúsculos de extrema derecha han protagonizado en los últimos meses, se han visto obligados
a “informar a la población francesa”.

Pero,
como era de esperar el morbo y la manipulación informativa han estado al orden
del día. Sin embargo, que los medios de comunicación audiovisuales y la prensa
escrita hayan tratado el tema y que el asesinato de Clément Méric se haya
convertido en “un asunto de Estado” (con la consiguiente ilegalización del
grupúsculo neonazi Jeunesses
Nationalistes Révolutionnaires (JNR) al que pertenece Esteban M., asesino de
Clément) ha servido para que la población abra los ojos, se dé cuenta de que
ese fascismo que creían muerto sigue existiendo y que el antifascismo se
presenta como una respuesta no solo a ese problema sino a muchos otros de
nuestra sociedad.

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