Hola,
Soy Elena, trabajadora de Suspergintza Elkartea (entidad que junto a Fundación EDE y Suspertu SL forma parte de EDE Taldea) desde hace más de 15 años, muchas me conocéis y otras no. Me dirijo a todas para despedirme, a partir de ahora ya no trabajaré, en contra de mi voluntad, en EDE Taldea.
Como también muchas y muchos sabéis, realizo desde 2013 actividad sindical en la sección sindical de CNT en EDE Taldea, de manera activa y pública. Por ello, y en un contexto de un duro proceso de negociación en 2015, un trabajador de Suspertu SL me agredió de manera verbal a causa de mi trabajo sindical en mi puesto de trabajo.Su coordinador no sólo no lo paró, sino que lo aplaudió, alentó y defendió.
Tras la denuncia de este suceso al Área de Recursos Humanos, se inicia un proceso de mediación que supuso una nueva agresión para mí, ya que su objeto no era la reparación del daño, sino que se priorizaron los interés de la dirección de EDE Taldea y su rechazo hacia mí por mi actividad sindical, siendo el principal objetivo del proceso el de silenciar lo ocurrido y evitar consecuencias para el agresor y quienes lo habían permitido o alentado. Así, la responsable de Recursos Humanos acabó tildando la agresión como una mera falta de respeto.
«En el proceso de mediación su objeto no era la reparación del daño, sino que se priorizaron los interés de la dirección de EDE Taldea y su rechazo hacia mí por mi actividad sindical.»
Por todo ello, y con el fin de garantizar que pudiese trabajar en un entorno seguro y no hostil, fui movida de mi puesto de estructura en Suspergintza, en el que llevaba trabajando unos 10 años con buenas valoraciones por parte de mi coordinadora, a un puesto en un proyecto externo fuera de Bilbao, de categoría inferior. Se me dijo que era provisional y que en todo momento se buscaría la posibilidad de retorno, pero las cosas no fueron así. Durante todos estos años se me ha negado cualquier posibilidad de retorno, de recolocación, de formación acorde con mi categoría y de desarrollo profesional. Mientras, en mi área de origen se realizaban contrataciones para realizar las tareas que yo había venido realizando durante muchos años.
En diciembre de 2019, el servicio en el que trabajo ha salido a concurso y Suspergintza ha decidido no presentarse para gestionarlo, y a pesar de que lo he solicitado tanto de manera continua durante todos estos años como recientemente, se me ha negado la posibilidad de retorno a algún puesto de estructura de Suspergintza Elkartea, por lo que en breve, pasaré a trabajar en otra empresa.
En todo este tiempo:
- Yo, la agredida, he visto empeorar mi calidad de vida, mis posibilidades de conciliación, de formación, de desarrollo profesional, mientras que las personas que realizaron la agresión y la permitieron no han sufrido ningún cambio.
- Yo, la agredida, he visto como se me negaba la posibilidad de participar en procesos de selección de mi puesto de trabajo durante años aludiendo argumentos inconsistentes e irreales.
- Yo, la agredida, he visto como se incumplían los acuerdos conmigo tomados sin una explicación o respuesta.
- Yo, la agredida, soy la que ahora es expulsada de EDE Taldea, mientras la persona agresora y las que lo permitieron siguen en sus espacios de trabajo, cargos de responsabilidad y tareas.
- Yo, la agredida, notifiqué a la responsable de Recursos humanos que la agresión no hubiera ocurrido en caso de no ser mujer, y ante esto no hizo nada. En cambio, la persona que me agredió y el responsable que lo permitió se muestran públicamente en contra de la violencia contra las mujeres.
Ante este trato injusto y dañino, EDE Taldea se muestra públicamente como una entidad feminista, cuando las mujeres que realizan trabajo sindical son una y otra vez atacadas, ignoradas y humilladas por una dirección que sólo busca poder hacer y deshacer sin tener que dar cuentas a nadie. Pero recuerdo a la dirección de la empresa que sin el respeto a los derechos laborales de las mujeres no se puede uno autoproclamar feminista.
«Yo, la agredida, he visto empeorar mi calidad de vida, mientras que las personas que realizaron la agresión y la permitieron no han sufrido ningún cambio.»
En estos años en la EDE he aprendido, crecido, he trabajado, construido, aportado…, pero sobre todo destaco la suerte de haber podido compartir y construir con todas las personas que han tenido el coraje de realizar trabajo sindical, a pesar de tener todo en contra, a pesar del dolor y de los ataques, porque ellas han puesto en práctica todo aquello que tanto decimos y escribimos: cooperación, igualdad, empoderamiento, participación, solidaridad, apoyo mutuo, espíritu crítico, solidaridad y transformación social. A todas ellas, daros las gracias, habéis sido y sois un ejemplo de trabajo en equipo, de resistencia y de dignidad.
La EDE no podrá construir un mundo mejor ni transformarlo mientras siga hablando de feminismo, igualdad, participación, solidaridad solo desde un plano teórico y ajeno a su organizacion interior. Mientras siga necesitando y ejerciendo represión sindical, mientras su liderazgo requiera de mentiras, castigos y humillaciones, será un liderazgo débil y pobre. La dirección de esta entidad parece que a veces gana en sus injusticias, como es mi caso, pero no sabe que pierde mostrándose a todas y todos más pequeño, lejano y sin legitimidad.
Me despido, a la fuerza, con enfado, con tristeza, pero con la certeza de estar en el lado correcto, de no haber mirado a otro lado, de no haberme dejado gobernar por el miedo, de no haber caído en ataques personales, con la tranquilidad de defender con la cabeza alta los pasos dados y con la experiencia vivida de haber hecho sindicalismo, como dice Yayo Herrero, “como un acto de amor a la vida y a la gente”.
Cuidaros y cuidad al resto.
Un abrazo
Elena