Derrocamos las sombras de la noche

Derrocamos las sombras

entre las cántaras oscuras

del barro que se quiebra.

Somos una ínfima luz que persevera,

la misma, que avanza y tantea,

el rastro laborioso de la hormiga,

la levedad del pájaro,

el agua despeñándose en la aurora.

La que perenne osa

levantarse en medio de la hambruna.

Intercalando, caídas, derrumbes,

esquivos goces de alegría.

La que intuye, la brevedad

del alba en el manzano.

El ánfora vital de la colmena.

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