Dejadnos aprender, por Manuel Rodríguez «Txelu»

“Dejadnos aprender”
Manuel Rodríguez, “Txelu”
Volapük Ediciones, primera edición 2014.

Con este sugerente título Manuel Rodríguez nos introduce al mundo de la escuela desde la reflexión a partir de la práctica y experiencia escolar personal y que considera el ser y actuar del niño y de la niña como foco de sus deliberaciones. A su vez, práctica, reflexión personal y colectiva y puesta en común de las distintas individualidades como método de trabajo y construcción docente, método sensiblemente efectivo para dar consistencia y autenticidad a la labor entre quienes comparten un mismo modelo, principios y valores educativos.

En la realidad escolar cotidiana es frecuente encontrarnos con un alumnado, cada vez más numeroso, que con su conducta, desmotivación, apatía, absentismo, fracaso académico, no está si no diciendo “dejadnos aprender”. “Dejadnos aprender”, así podría sonar el grito inconsciente, pero real, de los escolares ante la deriva que los planteamientos de la educación estatal está tomando y que cada vez tienen menos en cuenta a la persona y más los resultados que justifiquen su monopolio educativo. Pero también, con esta expresión, nos evidenciarían que el deseo de aprender es algo innato al ser humano, consustancial a él. Es como si con este “Dejadnos aprender” las criaturas nos estuvieran diciendo: ¿Qué estáis haciendo que no nos dejáis aprender? ¿Por qué no nos dejáis aprender si es eso lo que queremos?

Manuel Rodríguez es sensible a este grito y anhelos y nos ofrece sus reflexiones y alternativas dejando la iniciativa a los niños/as, desde la mirada de las criaturas, para poder dar, como adultos, una respuesta a este deseo natural del ser humano: el de querer aprender.

Desde el análisis de la realidad escolar: Escuela estatal, papel del maestro/a, instrumentos y métodos que están presentes en la práctica escolar (exámenes, premios/castigos, libros de texto) nos ofrece reflexiones y alternativas, que de forma individual o colectiva, cambien la realidad escolar dentro de lo que venimos denominando escuela estatal y ofrezcan una alternativa fuera de ella: las escuelas anti-autoritarias.

Sus reflexiones y análisis nos revelan cómo construir un modelo educativo en el que el adulto deja de mirar al niño/a como alumno/a y se pone en disposición de compartir y acompañar a las criaturas en un proceso enriquecedor, liberador y creativo para ambos. A ello hay que añadir que en sus reflexiones se nota también la delicadeza y sutil mano de quien trabaja o ha trabajado con la diversidad, la dificultad y la discapacidad (autismo, centros ocupacionales, pisos supervisados, etc.) y es desde esa mirada desde donde surgen los interrogantes, y las soluciones. Nadie como quien fue ocupante de esa “última fila” durante su etapa escolar puede hacerse eco del sentir desde la diversidad y dificultad. Desde esta orientación se nos plantean temas los discusión y debate: La obligatoriedad de la asistencia, la importancia del juego libre, los juegos y espacios en función de los roles de género, el lenguaje a emplear por parte del adulto, de cómo es necesario propiciar situaciones de cuidado de los niños hacia los más pequeños, de afecto por parte de los maestros, etc.

Al contemplar la discapacidad y diversidad nos posiciona ante ellas desde un punto de vista libertario o anti-autoritario: considerando la discapacidad no como una enfermedad, sino como otra forma de “percibir, sentir, comunicarse”; considerando la diversidad como un valor a contemplar y potenciar ante el impulso homogeneizador que quiere imponer el ámbito escolar a través del diagnostico. Nos sitúa también ante el uso que hacemos del lenguaje, nuevamente, al referirnos a la diversidad o discapacidad y de cómo la consideración de la diversidad favorece en el profesorado el desarrollo de una metodología basada en el “pensamiento divergente, la formación y continua reflexión”.

Al abordar la pedagogía antiautoritaria como alternativa a la escuela estatal lo hace considerando los distintos planteamientos que estos modelos han tenido a los largo de la historia: la desescolarización, la escuela no directiva y la escuela libertaria. Analiza y delimita los conceptos básicos que la pedagogía antiautoritaria pone en valor: La autoridad, el peso del colectivo o lo colectivo y la politización o no de la enseñanza. Visibiliza algunos de los ejes de actuación de la pedagogía antiautoritaria: aprendizaje significativo, curiosidad/experimentación.

Observación, escucha, respeto, sensibilidad y afectividad describen al adulto en su labor educativa, cuando el adulto se ve a sí mismo como un recurso educativo y no como un sujeto de autoridad y saber. Formación inicial y permanente a través de la reflexión personal y colectiva (“grupos de aprendizaje colectivo”) y compromiso social: “la escuela como instrumento de cambio social” cuando un adulto decide arriesgarse a la ilusionante tarea de la educación y además libertaria. Y si es verdad que existe una pedagogía y metodología anarquista “recuperemos la importancia que se merece el ámbito educativo”, construyamos y pongamos en común nuestros propios materiales y por último resistamos desde dentro, desde la escuela estatal, y construyamos desde fuera trabajando en colectivo.

El libro se completa con dibujos, poesías, notas complementarias muy acertadas y comprometidas que recuerdan a otro que nos marcó, en su momento, a toda una generación de enseñantes, me refiero al libro “Con ojos de niño” de Francesco Tonucci con quien comparte una intención: Una mirada a la educación desde el punto de vista de la criatura. A destacar, también, la filmografía que nos ofrece el autor y que supone un material de primera mano para el debate la reflexión, organizar jornadas de cine o como material didáctico.

En definitiva, un libro nada doctrinario. Realista, puesto que parte de la práctica educativa del autor. Inclusivo puesto que contempla todas las realidades de actuación educativa desde una perspectiva anti-autoritaria no sujetando esta posibilidad a la realización de proyectos al margen de la escuela estatal. Comprometido en lo personal puesto que hace visibles comportamientos y actitudes del adulto, en este caso el maestro/a, que nada tienen que ver con un propósito educativo basado en el respeto al niño/a. Abierto, puesto que se nos ofrece dispuesto al diálogo y la puesta en común desde las distintas prácticas sobre la educación en general y sobre la educación antiautoritaria, libertaria o anarquista en particular. Enhorabuena.

José Antonio Linares Gilabert

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