De todo se sale. Mira quién sale,
mira quién lo dice, mira cómo,
mira quién es se.
He soñado con gusanos
transparentes, gordos, inquietos.
Asomaban por mi hombro izquierdo
y por ahí merodeaban sin sentido,
como quien llega huyendo
como quien va a ciegas,
o dejado de la mano de dios
o sin saber qué hacer con sus anillos.
Eran puñados, algunos se empinaban
desafiantes aplastando masa desahuciada
y con su par de ojillos negros
parecían confirmar que de todo se sale.
El sueño acaba ahí porque llamaron del banco.
Soy yo, dijo mi hombro con su cero en flor.
Y ellos: De todo se sale.
¿Qué?