De “escraches” y otros cuentos. Expertos en doble moral

COLUMNISTAS | ANA SIGÜENZA

Últimamente “nuestras” señorías se sienten invadidas en su intimidad, acosadas en sus hogares, amenazadas, coaccionadas sus familias y, lo que es peor, sus hijos menores. Por eso sus medios de comunicación cacarean a coro escupiendo que si son rojos, pro-etarras, nazis -y otras barbaridades- aquellos que andan a su puerta con un peligroso cartelito de 50×40 cm. Sobreactuación verborreica de caballo.

Han llegado a decir tonterías como que el nene de un año ha dicho a su mamá Soraya, ¿qué pasa mamá? ¡Qué precoz!

Defender los derechos de todas las criaturas, aunque no sean las suyas, no les pasa por la cabeza. Éstos son los que ignoran millones de firmas, manifestaciones, escritos, informes sobre la pobreza que tratan de impedir que los hijos de la clase trabajadora sean desahuciados, lanzados y humillados en público, cuando el juzgado ordena a un montón de policías echar a la puta calle a sus familias delante de toda la vecindad. Salen con su ropita, libros y juguetes metidos apresuradamente en bolsas de basura, si tienen suerte; pierden su escolaridad; pierden un techo; pierden la estabilidad necesaria para su desarrollo: quedan traumatizados. 

Para estas criaturas no hay sensibilidad. Total: son pobres, qué más da. Mañana serán unos desgraciados, mientras que los nenes de los políticos son el futuro que hay que mimar.

Hablando de hijos, Rouco ha vuelto a la carga con su doble moral, mientras le preocupa la viabilidad de los que no han nacido, una vez han nacido ya no le interesan en absoluto. No le hemos visto manifestarse contra los desahucios, contra la estafa de las preferentes, contra la reducción de las becas o los servicios sociales. No le hemos oído regañar al gobierno por nada de eso, pero sí para que se apresuren en quitar el derecho al aborto.  Rouco prefiere que no aborten las clases bajas, promueve las familias numerosas, pero si las desahucian y les piden ayuda, con ellos no va la cosa. Dan alguna caridad que bien administrada queda muy fotogénica en los medios.

De olvido a los menores hijos de trabajadores saben muchos sus señorías, los políticos, cuando recortan en educación, sanidad, becas, comedores y transportes escolares, cierran escuelas infantiles, condenan sin tapujos a un futuro más que incierto a miles de niños/as, pero claro, esto no es acoso, ni tan siquiera un crimen tipificado en el código civil. Son recortes necesarios para los hijos de los demás, no para los suyos, que todavía hay clases. Nos han recortado todo y a ellos nada: Iglesia Católica, políticos, banqueros, Casa Real. No se puede parar la recuperación económica por unos cuantos millones de pobres desgraciados, los que no cuentan, los sin futuro, condenados antes de nacer a la miseria por estas instituciones reaccionarias, sin escrúpulos, expertas en doble moral.

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