Croché De Izquierda

¡CIERRA los ojos, aprieta los puños;

sorbe a raudales tu fiereza

para aplastar al rival y su acoso

pausado, rijoso, mortífero!

Debes aceptar ese algo que viene

en el pack de ser brutal, falaz.

Eso que el buen boxeador eleva

hasta las alturas de lo axiomático:

el castigo resulta inevitable;

el sufrimiento es una opción.

Escoge sufrir de forma mecánica

e implacablemente tenaz.

La rabia y la pena son tu destino.

Relájate; es sólo la vida.

Rezaremos porque todo funcione.

¡No te revuelques en la pérdida!

Nuestro objetivo es noquear por muerte.

A mi derecha: con 112 kilogramos,

calzón rojo, barba y melena blancas,

recién llegado del reino de Prusia,

¡EL ASPIRANTE AL TÍTULO MUNDIAL

KARL MARX, EL LEÓN DE LA METRO!

Un aluvión de golpes en la cara,

en tu abollada nariz antiquísima,

y el repetido estruendo de los sparrings

melancólicos de razas remotas

que avanza con pesantez de montañas

en la fortaleza de la ternura.

Y a la izquierda: con 153 kilos de peso,

prenda amarilla y calva paternal,

representante de la China Púrpura,

¡EL CAMPEÓN DE LOS PESOS PESADOS

MAO ZEDONG, EL PANDA DE SHAOSHAN!

Blando, feroz, ensangrentado, ausente,

con tímida inmensidad de gigante

no te dejas desabrochar los guantes

en el rincón más cruel del cuadrilátero

donde esta noche actuó la mala suerte

con su anfibio aliento exterminapúgiles.

En el sucio barro del ring

sobre los huesos del León de la Metro

amanece lleno de flores.

Los dientes, solos, gritan su cansancio.

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