Entrevista | Ana Monjo Omedes | Escritora y editora en Icaria | Extraído de CNT nº 423
Es doctora en Historia Contemporánea por la Universidad de Barcelona / Autora de Militants. Democrácia i participación a la CNT als anys trenta, obra que ha sido traducida al castellano por la compañera Sonia Turón / Publicada por la editorial sin ánimo de lucro 17delicias.org
En el prólogo del libro dedicas «A la militancia, trabajadoras y trabajadores, que me han ayudado a entender este período difícil y a la vez apasionante de nuestro pasado». Un sinfín de entrevistas a nuestros compañeros mayores, hoy casi todos desaparecidos. ¿Cómo fue esa labor de campo y qué significó para tu estudio?
Me agradó la buena acogida que recibí de los militantes, la confianza que depositaron en mí al explicarme sus vivencias personales. Y, a la vez, me sorprendió la inteligencia y la posición crítica ante sus experiencias, que denota una actitud reflexiva que no se rinde ante la derrota o el fracaso de la organización, sino que extrae consecuencias y esperanzas para conseguir una transformación revolucionaria en el presente y el futuro.
Pregunta.—¿Qué es lo que hacía posible en los años 30 que un núcleo nutrido de militantes pudieran dedicarse casi a tiempo completo a su Organización?
Respuesta.— La voluntad personal y la firme creencia de que era posible transformar la sociedad y crear una realidad justa, igualitaria y democrática. Y sustentado esta actitud, una profunda percepción de la capacidad del género humano para cooperar con los demás en beneficio del conjunto de la población, de la capacidad de las personas de autogobernarse sin la explotación del otro.
P.—¿Cómo era la militancia sindical en relación a otros aspectos de la sociedad?
R.—Los y las militantes integraban un movimiento que superaba con creces el ámbito sindical, el movimiento libertario que daba respuesta a diferentes áreas de la vida social, constituyendo una cultura obrera libertaria, de la que los trabajadores se enorgullecían y con la que se identificaban: participaba en la vida de barrio, en los Ateneos y tertulias en diferentes actividades lúdicas y culturales, convivía con sus vecinos creando comunidad y pertenencia a una forma de concebir la sociedad.
P.—Como bien sabes, el libro de Militantes está teniendo una magnífica acogida entre los lectores y lectoras de nuestro periódico. ¿Cómo valoras la buena acogida que está teniendo el libro en su versión castellana?
R.—Con mucha alegría, sobre todo porque mi investigación ha intentado captar lo que realmente aconteció y hasta qué punto se consiguió la deseada democracia directa y la autogestión. La valoración de los lectores muestra su interés en conocer rehuyendo visiones preconcebidas. La realidad siempre es revolucionaria porque nos permite corregir y transformar.
P.—¿Por qué crees que el militante actual de la CNT espera encontrar en las páginas de este libro algunas respuestas a su forma de entender el sindicato hoy casi 90 años después?
R.—Creo que este estudio atiende a una gran pregunta, aún vigente y no respondida: qué obstáculos existen cuando se quiere construir una organización basada en la democracia directa y una relación de iguales. Y por qué la militancia, que detenta estos objetivos, genera, sin embargo, una estructura que reproduce relaciones de poder que subordinan a la mayoría. Qué dificulta la participación plena de la mayoría en las decisiones. Estas dificultades y límites en conseguir una organización realmente participativa constituye un enorme reto en la actualidad ante las demandas de la sociedad.