SONIA TURÓN | L’Hospitalet de Llobregat | Extraído del cnt nº 420
En el Valle de los Caídos incluso el nombre es una imposición fascista
El topónimo original de Cuelgamuros desaparece tragado por el que muestra la ignominia en todas sus letras
El Valle de los Caídos es, en este país, el que encierra entre sus muros todos los simbolismos fascistas, desde la locura megalómana desplegada por el dictador y sus acólitos en la construcción del monstruoso edificio hasta la notoria visibilidad de que la Iglesia fue y es una colaboradora necesaria del fascismo en su lóbrega y privilegiada basílica pasando, por supuesto, por la macabra idea de atestar el conjunto con los cuerpos muertos de algunos vencedores y miles y miles de vencidos, sacados de tumbas y cunetas, obligados a yacer con su verdugo.
Nos podríamos extender hasta casi el infinito en los motivos que convierten el Valle de los Caídos en un lugar al que la dignidad invita a hacer desaparecer y, así, la CNT se mandó a si misma empezar la lucha contra ese engendro del fascismo.
La tan cacareada Transición no fue sino la aplicación de una Ley de Punto Final.
Eso nos llevó a la elaboración de un Manifiesto y a la convocatoria de una acción sobre el terreno, una concentración que, al final, se llevó a cabo el pasado 5 de mayo de 2019, a las 12 horas.
El juego político del PSOE de sacar del Valle de los Caídos al dictador es una broma de mal gusto. La memoria como moneda política que luego se abandona. Solo se decide sacar al dictador, dejando indemne el resto del conjunto, dejando a los curas en su feudo, dejando a los fachas su lugar de peregrinación…. Y pagándolo entre todos, incluyendo y empezando por las víctimas. Y todo ello, entre negociaciones con la familia del dictador y denuncias de estos y otros pájaros, posibles porque la tan cacareada Transición no fue sino la aplicación de una Ley de Punto Final. No hubo ruptura, siguen mandando los fascistas y dejando caer migajas «democráticas» al resto de la población. Ni verdad, ni justicia, ni reparación. La pregunta es si incluso veremos el resultado de ese tibio gesto.
La organización del «evento» gozó de los problemas habituales, como permisos que llegan «in extremis» con requisitos del tipo «todos con chalecos reflectantes» e indicaciones de «no tendréis sitio para aparcar”» con horarios cortos y estipulados, o que la tarima y el sistema de sonido habían de ser móviles para poder apartarlos si alguien quería entrar en la finca que tiene su entrada justo allí. Anécdotas organizativas, ¡uf!
Y es que el lugar y el acceso al mismo no son sencillos. El conjunto y la cruz maldita que ensombrece el aire son muy visibles, pero su entrada está en plena carretera, que es donde, repartidos en el arcén, desplegamos las banderas y las voces, enfrentados directamente con la entrada del sucio monumento.
Es el momento de agradecer a todos los compañeros y compañeras que acudieron a la convocatoria desde diversos puntos del país el esfuerzo, la convicción y las ganas con que afrontaron el día. Tras, en general, un largo viaje, no cesaron de cantar, lanzar eslóganes en contra del fascismo, del Valle, de buscar formas de hacer visible nuestro asco físico e ideológico.
Y una mención especial a los compañeros y compañeras de Valencia y Aragón que, desde el principio, han hecho un trabajo de difusión, colaboración con otras entidades y organización enorme para llegar hasta aquí, que no es poco, y que será el principio de mucho más.
Hago un inciso para pedir disculpas porque esta crónica no es poliédrica, no ofrece la visión de todos los que nos congregamos allí. Por un lado, puede empobrecerla, pero por otro me alegro profundamente de que la afluencia de compañeros y compañeras consiguiera que, en la concentración, hubiera muchas crónicas y muchas historias diferentes, cercanas y alejadas entre si al mismo tiempo. Espero que esas muchas historias sean contadas a lo largo y ancho del país y sirvan para animar a todos y a todas en la lucha por la memoria, por la justicia para los que no la tuvieron y siguen sin tenerla.
Cuando los presentes ya estábamos en «nuestros puestos», concentrados, llegaron, en un instante emotivo, los compañeros y compañeras de Valencia que, como los refuerzos de las películas, nos completaban y alegraban sinceramente.
El acto empezó con una presentación general del acto, de los porqués (entre ellos cosas que se irían repitiendo durante el acto, por su importancia, como el hecho de que este sucio Estado tenga el mayor número de desapariciones forzadas después de Camboya o que ese mismo Estado se pasa por el arco del triunfo las indicaciones de la ONU en memoria y derechos humanos y la idea de que, la única manera de que un pueblo avance después de una tragedia como la nuestra es «verdad, justicia y reparación») a la que siguió la lectura de nuestro Manifiesto.
El acto empezó con la lectura de nuestro Manifiesto en relación al Valle, aumentado y completado por un compañero de Valencia que hizo un magnífico conjunto entre el contenido del Manifiesto con la represión sufrida por todos, poniendo a la de Valencia y al trabajo que se está haciendo en la recuperación de esa memoria y en la apertura de fosas como ejemplo. Así se ha de hacer.
Del Manifiesto, dado que es nuestra «hoja de ruta» para llegar hasta aquí, incluyo a continuación lo que exige, con justicia, la CNT (exigencias que nadie con dignidad obrera y memoria debería tener problema en compartir). Que se retiren los cuerpos del dictador y de Primo de Rivera; que se expulse a los monjes, previa auditoria con consecuencias y que se deje de financiarlos; la conversión del Valle en un lugar de recuerdo de las víctimas del franquismo, unida a la destrucción de toda simbología franquista, sobre todo, la cruz; recuperar el topónimo de Cuelgamuros; la condena pública por parte del Estado del golpe de Estado del 1936 y del Regimen Franquista; la entrega al pueblo de la documentación sobre las personas enterradas en el Valle, en poder del abad; que se exhumen los cuerpos de los enterrados junto a su verdugo haciendo pruebas de ADN para su judicialización posterior; la derogación de la Ley de Amnistía de 1977; y que todo el proceso sea acompañado por la ONU.
A continuación, Celia Montoya, activista gitana y experta del Grupo de Trabajo de Cultura del Consejo Estatal del Pueblo Gitano, con rigor y pasión habló de la represión ejercida por el franquismo sobre los gitanos pero también sobre algunos de los grandes revolucionarios que pertenecían a su etnia, como Helios Gómez, pintor y escritor, e igual de hermoso en ambos ámbitos.
La hija de un represaliado directo del Valle, escritor y poeta, forzado a trabajar en la obra, recordó a su padre a través de sus propios escritos y cartas, emocionante.
Luis Fuentes, del Grupo de Memoria Histórica diseccionó el triste estado de la cuestión de la memoria histórica en el país y de las acciones que como CNT se están y se deben llevar a cabo. Cabe reseñar la llamada Querella Argentina, de la que formamos parte con más de 3.000 expedientes y que pone en cuestión nuestro pretendido estado de derecho. Un país extranjero es el que nos asiste en la lucha contra crímenes de lesa humanidad mientras en el Estado español todo es silencio y negativas, blindadas por la Ley de Amnistía de 1977.
El grupo de rap Honk y Carlo Blacksoul presentó «Rastros de sangre» y, sí, en las letras, precisas, armónicas y apasionadas se apreciaban perfectamente esos rastros, con su miedo y su tristeza, y la furia de que así fuera y así sea. Un regalo para todos.
Enrique Hoz, secretario general de la CNT, cerró el acto. Lo cerró dejando muy clara, entre otras cosas, la cortina de humo que se ha puesto en los ojos de los ciudadanos que tapa los crímenes, las perversiones, los privilegios… del franquismo y de sus herederos, puesta ahí con la ayuda de los llamados demócratas y padres de la Transición.
Un par de compañeras tuvieron dos hermosas intervenciones, una poética, con una mirada emocionada para los que sufrieron en el Valle y otra histórica, haciendo hincapié en cuestiones prácticas y muy tristes porque, entre otras cosas, habló del edicto de Franco donde obligaba a todos los ayuntamientos del país a «ceder» muertos para el faraónico proyecto.
Hemos hecho lo que la dignidad demanda. Ni olvido ni perdón.
La prensa se hizo eco del acto sorprendentemente de forma correcta. Obviamente, no estoy hablando de una cobertura mediática amplia, pero en su medida, correcta. También intuyo que algunos medios esperaban que se produjera «algún otro tipo de noticia». Decir, como comentario, que un «periodista aficionado» salido del Valle estuvo haciendo un completo álbum de fotografías de los presentes…
Sólo siento no haber tenido tiempo, al final, de juntarnos unos con otros más allá de los abrazos y los pocos momentos antes de la vuelta a las casas respectivas. Terreno abonado a nuevas ideas y solidaridades.
Hemos hecho lo que la dignidad demanda. Ni olvido ni perdón. Por la desaparición del franquismo hasta las raíces.