Desde la Federación Comarcal Sur denunciamos el genocidio perpetrado por el gobierno israelí sobre la población civil palestina justificada desde el propio gobierno sionista como “lucha contra el terrorismo” que desgraciadamente sufre su población civil. Paradójicamente una vez más los que dicen ser las víctimas son los verdugos. La historia que rápidamente se olvida o no se conoce nos traslada en este caso a como las aspiraciones nacionalistas sionistas para establecer el estado de Israel fueron fraguándose desde principios y mediados del s. XX bajo el apoyo de las potencias occidentales (Inglaterra y Francia en un principio y EEUU posteriormente) y tras varios conflictos entre israelíes y árabes en la zona, acabaron con la total ocupación militar y dependencia económica del territorio palestino a Israel. Y aunque existan resoluciones de la ONU que condenan dicha ocupación o parezca que existe una preocupación en la llamada comunidad internacional y numerosos intentos de acuerdos de paz, nada ha evitado que esto sea el exterminio consentido de un pueblo.
Por otra parte creemos que ninguna acción militar beneficia a la población civil, ya sea palestina o israelí, en la resolución de ningún conflicto, ya que la clase obrera es la principal afectada por los deseos de poder de uno u otro gobierno.
Por ello, consideramos que ni los gobiernos israelíes o palestinos, ni ninguna de las facciones armadas palestinas, ni los gobiernos occidentales, ni la propia ONU desean o buscan realmente una solución al goteo incesante de víctimas civiles y utilizan una doble moral totalmente repugnante. Cabe destacar, por poner un ejemplo, la “condena” del gobierno español a la masacre, cuando es uno de los proveedores de armamento del ejército israelí.
Por estas razones, todo nuestro apoyo va dirigido a la clase trabajadora de un lado u otro de la frontera que es la que debe dirigir su destino y tomar la iniciativa en la búsqueda de soluciones beneficiosas para ellxs mismxs, obviando diferencias étnicas o de nacionalidad, argumentos estériles que lo único que consiguen es dividir y enfrentar a ambas poblaciones. Hoy, como en otras ocasiones, sigue siendo necesario recordar la vigencia de la célebre frase Ni guerra entre pueblos, ni paz entre clases dado que es la única manera de que la clase trabajadora se libere de los delirios de poder de las clases dirigentes sustentados en sufrimiento y sangre civil.
Este es otro de los tantos conflictos que padecemos y seguiremos padeciendo la inmensa mayoría de la población mundial, la clase trabajadora, que además de ser la explotada y dirigida por sus poderes económicos y políticos, lo somos en forma de víctimas en sus guerras y hambrunas.
Por eso creemos que hasta que no exista una verdadera igualdad económica y social basada en la autogestión de los medios de producción y distribución de los bienes y servicios, el respeto y conservación de los recursos naturales, y la superación de las absurdas superioridades por motivos de raza, de religión o de identidad nacional, no podremos construir un mundo nuevo y mejor, un mundo donde exista un justo reparto de la riqueza ( no entendida en términos de dinero), donde se cubran todas las necesidades para tener una vida digna y feliz, y donde no se piense que el diferente a ti es tu enemigo.
Salud y anarquía
