Recogemos en Estudios el trabajo publicado en www.regeneracionlibertaria.com sobre la Comuna de Shimin por Dikastis, otro ejemplo de revolución de perfil libertario en el siglo XX cuya experiencia no se suele tener en cuenta. Los originales aquí y aquí.
Comuna de Shinmin: La gran olvidada No son pocas las veces que, como anarquistas (o al menos, como analistas de la historia) hemos reconocido el gran valor y hemos exaltado las prácticas a contracorriente de las regiones libertarias de Ucrania y las colectividades españolas de la Guerra Civil. Tanto es así, que a veces, olvidamos mencionar la apoteósica pugna que tuvo lugar en el extremo oriente, concretamente al sur de la región de Manchuria, entre las actuales Corea del Norte y China. Este proyecto comunista libertario, bañado en las ideas de Kropotkin y nacido en 1929, fue conocido como La Comuna de Shinmin (o Provincia Libre de Shinmin).
ANTECEDENTES HISTÓRICOS
Antes de abarcar el tema en sí, debemos remontarnos al contexto histórico y a la serie de causas que confluyeron en la comuna libertaria. La Corea de finales del siglo XIX siempre estuvo bajo la bota del japón imperial y de su propio gobierno local, factor que contribuyó enormemente en sembrar el descontento generalizado y a potenciar el movimiento antiestatista y anticolonialista, por añadidura. Esto nos lleva a que en 1894, al sur de Corea, estallara una revolución de caracter campesino contra todas las formas de poder monárquico que avasallaban constantemente al pueblo coreano, ya fueran japonesas, chinas o incluso, locales. Esta revolución se conoce históricamente como la Revolución Campesina de Dongha y sus consignas eran, ya entonces, próximas a las ideas libertarias, tales como: “por la igualdad de todos los hombres”. Por supuesto, esta revolución fue aplastastada por el imperialismo japonés. El siguiente antecedente lo encontramos ya a principios del siglo XX. En 1919, el 1 de Marzo, surge el Movimiento de Independencia de Samil, un levantamiento de caracter nacionalista apoyado por decenas de organizaciones anarquistas y que fue brutalmente reprimido y acallado, de nuevo, por la ocupación nipona, saldándose con aproximadamente 7500 muertos y 16000 heridos. El tercer y último detonante lo encontramos en 1925, cuando el imperio japonés legisla la “Ley de Preservación de la Paz”, que grosso modo, vino a poner de manifiesto que cualquier organización que tuviera como carácter combatir o cuestionar el nacionalismo japonés debía quedar prohibida. Por razones obvias, esto incluía a todas las organizaciones anarquistas tan presentes en diferentes ámbitos de la sociedad coreana de aquél entonces.
INFLUENCIAS ANARQUISTAS Y DESARROLLO PRE-REVOLUCIONARIO
Situándonos de nuevo allá por 1920, dos factores estaban siendo clave en la participación activa de la población en la política revolucionaria.
- Las condiciones materiales de la zona eran un caldo de cultivo idóneo para que estallase una revolución o un proyecto libertario de grandes magnitudes.
- El impulso revolucionario que supuso el retorno de exiliados como Baek Jeong-gi (un referente en la militancia anarquista coreana).
Las ideas anarquistas se acoplaban a todas las capas de la sociedad, expandiéndose. Los trabajadores estaban sumamente concienciados de que el imperialismo nipón tenía como único fin someter a su voluntad al pueblo coreano y, la burguesía local, tan sólo anhelaba independizarse con la intención de erigirse al poder. A medida que aumentaba el impulso organizativo anarquista, paralelamente, lo hacian también las detenciones, los encarcelamientos y las ejecuciones (todo llevado a cabo por la policía ideológica japonesa). Vemos algunos ejemplos en los 10 detenidos de Liga Bandera Negra, en 1925, por su militancia o en los 5 trabajadores, también detenidos, esta vez al año siguiente, por difundir un manifiesto de tendencias claramente libertarias. La labor de expansión anarquista no solo se daba en la península, sino que también trataba de generar un apoyo internacional. Un claro ejemplo de ello fue la creación de la organización “Revuelta” (Futeishya), en 1922, formada por algunos militantes anarquistas coreanos (como Park Yeol o Jeong Tae-sung) junto a militantes anarquistas japoneses en pleno corazón del imperialismo. Esta labor internacionalista sirvió como revulsivo para crear la Federación Anarquista del Este, con organizaciones libertarias de multitud de paises del extremo oriental y del sudeste asiático, tales como: Corea, China, Japón, Taiwán, Filipinas, India y Vietnam. En 1928 esta federación consiguió publicar un periódico (llamado “El Este”) y aprobar la base teórica del “Manifiesto de la Revolución Coreana”. Su consigna principal era muy similar a la famosa “UHP“. Decía así:
“Unámonos, proletariado de todo el mundo y sobre todo de las colonias del este para derrotar al capitalismo internacional e imperialista”
En 1925, en Taegu (Corea), numerosos anarquistas que volvían del exilio en japón conformaban organizaciones confraternizadas con otras, situadas al otro lado del océano. Por ejemplo, los actos cooperativos entre la “Liga de los Revolucionarios” (Corea) y la “Sociedad de la Juventud Negra de Tokio” (Japón). Dejando de banda por un momento el internacionalismo y retornando a la península, debemos destacar también los aportes teóricos de militantes coreanos de personajes como Yu Ja-myeong o Shin Chae-ho, articuladores de procesos federativos regionales basados en las ideas de Bakunin y Kropotkin. Shin Chae-ho fue el escritor del anteriormente mencionado “Manifiesto de la Revolución Coreana”, en un intento de organizar el movimiento anarquista. Este Manifiesto consistía en un plan de acción y análisis dentro del contexto de guerra independentista y en la necesidad de organizar el movimiento anticolonial, así como profundizar en el conflicto de clases. El escrito aportaba parágrafos tan interesantes como el siguiente (sobre distinguir entre revolución social y revolución política):
“La revolución en el pasado fue una revolución en el que la gente permaneció siendo gobernada al igual que antes, a pesar de que el poder de “A” fue trasladado a la fuerza de “B” por la llamada revolución, porque la gente era esclava del estado y dominada por el poder de la clase privilegiada que mantuvo el control sobre el pueblo.”
Un aporte sumamente significativo para la época, haciendo hincapié en que la revolución ha de ser “directa”. Es decir, hecha por y para el pueblo. El concepto de “nación” también es cuestionado. A cambio de este se glorifica el de “pueblo”: “el pueblo es tangible y la nación no”. Este manifiesto, incitaba al levantamiento del pueblo en armas como único camino para su emancipación. Con esta consigna y siguiendo las líneas de acción descritas por el planteamiento teórico de Chae-ho, surge, en 1924, la Federación Anarquista Coreana. Lo hace en la clandestinidad, debido a la persecución nipona. La federación consigue expandirse hasta crear núcleos organizados a lo largo y ancho de la península, de los cuales destacan los situados en Seoul, Pyongyang, Manchuria e Icheon. La principal labor que tendrá esta nueva organización será la de repartir propaganda y publicidad de índole anarquista con la intención de agitar a las masas. Pero esta no será su única función. También destacarán por impulsar la creación de sindicatos, movimientos estudiantiles y campesinos y, por una labor más (importantísima): organizarán las autodefensas activas y la resistencia contra la ofensiva imperialista de Japón En 1929 tomarán el nombre de Federación Anarquista-Comunista de Corea (FACK) y uno de sus militantes más destacados, Kim Jong-jin propondrá impulsar la revolución en el norte de Corea, al sur de Manchuria, destinando todos los recursos de la FACK a ese lugar.
OCUPACIÓN Y CREACIÓN DEL EJÉRCITO POPULAR
La zona en cuestión fue escogida porque sus condiciones materiales eran consideradas como las mejores para que se llevase a cabo una revolución triunfante. Entre esas condiciones nos encontramos:
- La cantidad de planicies fértiles dispuestas como zona agrícola para el cultivo de arroz y maíz.
- Que el terreno siempre había sido lugar de disputas, y en este caso, los japoneses pretendían hacerse con el control total de la zona con intenciones imperialistas.
Además, la región de Manchuria contaba con una gran cantidad de población exiliada (superior a 2 millones) de carácter rural, lo que daba lugar a una gran oportunidad para crear colectividades campesinas y garantizaba un acceso a la alfabetización y a la educación a los menores de 18 años. La hazaña de liberación sería apoyada por viejos veteranos de guerra, entre los que se encontraba.
Kim Jwa-jin (también conocido como “Baekya”). Baekya ya tenía antecedentes libertarios cuando a los 18 años quemó el registro de esclavos y liberó 50 familias. Posteriormente, también destacaría su fundación de la Escuela de Hoyeong. Una escuela racionalista (basada en la pedagogía de Ferrer I Guàrdia y aplicada también en Makhnovia) destinada a los más marginados. Tanto Kim como unos cuantos generales más del Ejército del Norte deciden erradicar este ejército para tomar partido en el Ejército de la Autodefensa en la zona liberada de Shinmin (la cual, a estas alturas, ya se había declarado como Provincia Autónoma y carecía de un Estado central). El poder de los generales en dicho ejército quedó relegado a comandar la resistencia de los comuneros, ya que a la postre, serán estos el verdadero grueso de combatientes.
ORGANIZACIÓN COMUNAL
En Agosto de 1929 se constituye el primer órgano de decisión siguiendo el principio federativo, llamado “Asamblea para el Autogobierno de los Coreanos en Manchuria” (AACM). Esta entidad permitió a los habitantes construir una organización descentralizada y federalista que fue aumentando su complejidad a medida que se iba estructurando. Para la gestión de las relaciones intercomunales se requirió de la constitución de 3 niveles de consejos:
- 1er Nivel: Consejos Municipales (por localidad).
- 2º Nivel: Consejos Distritales (por conjunto de localidades).
- 3er Nivel: Consejos Regionales (por conjunto de distritos).
Las juntas de decisión de cada consejo eran escogidas por sistemas de democracia directa. Cada problemática que surgía requería nuevas administraciones para ser tratada de forma local en cada consejo. De esta forma fueron creándose, en función de las necesidades; Concejos de Agricultura, Concejos de Educación, Concejos de Asuntos Militares, Concejos de Salud… Dependiendo de cada ámbito de trabajo se practicaron distintas formas de funcionamiento con la intención de solventar problemáticas laborales o productivas o planificar la economía y el aprovechamiento de los recursos (tanto bienes sociales como recursos naturales). De esta forma, con sus más y sus menos, se consiguió autogestionar los servicios públicos y la agricultura. También se avanzó tecnológicamente en la comunidad (con fondos recaudados mediante expropiaciones). Entre estos avances tecnológicos destaca la creación de molinos para procesar el arroz. No quedaron registros esclarecedores sobre el papel de las mujeres en la comuna. Tan sólo existen referencias hacia su papel de contrabandistas de armas para el ejército popular y el de propagandistas administrativas. Las estructuras sociales se fueron creando de forma apurada por la situación de guerra perpetua que les envolvía. Esto daba lugar a que no se produjera un proceso de experimentación y puesta en práctica adecuado para sostener políticamente una revolución social.
CAÍDA DE LA COMUNA LIBERTARIA
La praxis anarquista de la comuna empezaba a inquietar a la burguesía nacionalista japonesa y a los estalinistas coreanos. Los bolcheviques se sentían amenazados por la AACM, concretamente por sus principios antiestatistas y cooptantes a las “bases populares” de estos. Los comuneros de Yu Rim quisieron combatir a los estalinistas para evitar disputas futuras, mientras que los aliados de Kim Jwa-Jin sostuvieron que esa disputa sólo se llevaría a cabo, de ser necesaria, al conseguir la independencia de Shinmin. El desencadénate de lo que viene a continuación lo encontramos el 24 de Enero de 1930. “Baekya”, mientras ayudaba a reparar un molino, fue asesinado a sangre fría por un miembro de lasJuventudes del Partido Comunista Coreano. La respuesta de la FACK no se hizo esperar. Los militantes de la Federación repartidos por Corea, China y Japón se concentraron en la comuna, así como la totalidad de los recursos. Paralelamente a la ofensiva desde el frente norte (flecha de arriba en la foto de cabecera del artículo), llevada a cabo por las tropas estalinistas secundadas por la URSS y el PC Chino (antiguo aliado de la FACK), se inició una ofensiva por el frente sur (flecha de abajo en la foto de cabecera del artículo), encabezada por las tropas imperiales japonesas. Los estalinistas, ya en 1931, se infiltraron en la Comuna con la intención de asesinar a los referentes ideológicos de la FACK (entre los muertos, el más destacado es Kim Jong-jin), bajo el pretexto de que asesinando a los referentes – según los ellos, dirigentes – la comuna caería. Pese a la incursión estalinista, los que tomaron, para 1932, todo el control de Manchuria, fueron los japoneses, que incluso nombraron al emperador Puyi como gobernante de la región. Tras la caída de los últimos bastiones de la Comuna, en 1932, los militantes supervivientes tuvieron que huir debido a la persecución por parte tanto de los bolcheviques como de los imperialistas nipones. Baek Jeong-gi trató de organizar un comando de liberación llamado “Cuerpos de Independencia de la Izquierda”, pero fue detenido por las tropas japonesas y encarcelado en una prisión de Nagasaki hasta el final de sus días, en 1934 y debido a una neumonía crónica. Yu Rim, por otra parte, fue encarcelado 5 años, tras lo cual se exilió a China. Años después participaría en combates durante la dictadura nacionalista de Corea del Sur. El resto de militantes de la FACK fueron perseguidos (cuando no asesinados), mientras que el resto de supervivientes de las masacres del ejército japonés y de los bolcheviques volvió a sumergirse en una vida de esclavitud y desnutrición. Empresarios japoneses empezaron a migrar instaurando desarrollo industrial, comercial y minero, volviendo así a un sistema de mercado esclavizante a costa de la mano de obra barata de los coreanos que allí se quedaron.
CONCLUSIÓN
A pesar de la corta duración de la experiencia comunera (30 meses, aproximadamente) no debemos pasar por alto la existencia de esta. Es necesario reivindicar su existencia histórica, sobretodo, debido al hecho de lo acallada que ha sido. Es necesario, también, enfatizar el carácter progresista que tuvo y la capacidad que tuvieron los comuneros en gestionar casi de forma espontánea (teniendo en cuenta la atmósfera belicista que les rodeaba) los principales pilares de la sociedad. Cómo, a medida que crecía la comuna y se asentaba la estructura, iba avanzando y desarrollando el modelo federal hacia formas más complejas y cómo priorizaba una tarea tan imprescindible para cualquier sociedad como es la educación, aplicando un método educativo muy superior a los de la época (rompiendo la dicotomía entre escuelas militares-estatistas y escuelas religiosas).
Bibliografía:
- Revolución anarquista en Corea – Emilio Crisi
- El anarquismo en Corea – Hwang Dongyoun