- El sindicato intuye que detrás de todo esto puede haber una operación urbanística que desconoce.
- El edificio se sitúa en la avenida Ramón y Cajal, pertenece al Ministerio de Trabajo y fue cedido a asociaciones sindicales y empresariales por pertenecer a Patrimonio Sindical Acumulado y por las cuotas que se pagaban al sindicato vertical.
UGT Extremadura decidió cerrar unilateralmente su sede en Trujillo en julio de 2016, por decisión de su ejecutiva central en Mérida, sin contar con los afiliados a UGT en Trujillo y tomando una decisión totalmente arbitraria. Comunicaron a los afiliados que el local se cerraría para entregarlo a su propietario: el Ministerio de Trabajo. Los afiliados de Trujillo, tras intentar hablar con los responsables de Mérida y al no obtener ninguna respuesta satisfactoria, deciden mostrar su oposición recogiendo firmas en contra del cierre del local, llegando a recoger más de 1000 firmas entre afiliados y simpatizantes, pero no son tenidas en cuenta por la ejecutiva. UGT decide expulsar del sindicato al comité local al completo, como forma de represión por haber mostrado su desacuerdo.
La UGT de Trujillo alega que el edificio lleva en funcionamiento cerca de 30 años, y que se han prestado servicios como la asesoría laboral, cursos de formación, etc. El local también ha dado servicio a asociaciones y colectivos locales de Trujillo y comarca, por lo que el cierre supondría quitar una asistencia a la comarca y sería un trastorno para los afiliados, que se tendrían que trasladar a Cáceres o Mérida para adherirse al sindicato.
El Ministerio de Trabajo nunca ha pedido a UGT que abandone los locales, y puesto que no se cobra alquiler y que solo existen los gastos de luz, agua, teléfono, etc., los antiguos afiliados sospechan que UGT debió de hacer alguna propuesta para obtener un local nuevo a cambio de abandonar este y ponerlo en venta. Vista la negativa de UGT, algunos afiliados deciden crear otro sindicato y pedir la adhesión al sindicato CNT, y después pedir al Ministerio otra estancia distinta a la de UGT, ya que el local es muy amplio, y todas las demás organizaciones sindicales no llegaron a ocupar nunca el resto de los espacios asignados dentro del local.
Entonces, UGT los denuncia por usurpación del local, cuando ellos habían decidido cerrarlo y el Ministerio de Trabajo no había puesto inconvenientes por este usufructo. UGT es como el perro del hortelano, además de cerrar su sede en Trujillo, no tolera que otras asociaciones sindicales como CNT aprovechen este patrimonio que no pertenece sino al pueblo. Después de varias denuncias para que CNT no pudiera utilizar el edificio, el local sigue cerrado y abandonado. Es una lástima que por la mala fe de UGT no pueda aprovecharse este patrimonio para dar servicio, tanto laboral como de otra índole, a la comunidad.