Desde la CNT queremos denunciar públicamente la escalada militar y la barbarie capitalista en Oriente Medio.
La reciente invasión de territorio del Líbano por parte de las fuerzas armadas del Estado de Israel, con la complicidad y silencio de sus Estados aliados, es una consecuencia más de la política militar dirigida por el gobierno sionista de Netanyahu, cuyo epicentro está siendo el genocidio en Gaza.
Desde nuestros principios internacionalistas y libertarios nos posicionamos al lado de la población víctima de las consecuencias de estas operaciones militares, que provocan sufrimiento, muerte y el desplazamiento de miles de personas. Pero también desde estos mismos principios condenamos a todos los Estados y otros entes no estatales que, mientras oprimen a todos los pueblos de la región, instrumentalizan las vidas humanas de las clases desposeídas para mantener sus guerras manteniendo intactos los privilegios de las clases dominantes que los dirigen.
Apelamos a las clases populares, al pueblo trabajador, al proletariado; la única clase sin intereses partidistas en todas estas contiendas ni intereses de privilegio, gobierno o clase. Apelamos a las clases trabajadoras del mundo pues son las únicas con la capacidad real de poner fin a la guerra. Experiencias como la del Frente Unido de Trabajadores para la Defensa del Pueblo Palestino que ha unido a organizaciones de trabajadores y sindicatos del mundo árabe, el Magreb, Irán, Kurdistán y Palestina, deseamos que sirva para desarrollar el espíritu internacionalista proletario.
Apelamos también a aquella parte de la clase trabajadora de Israel que aún hoy, por minoritaria que sea, se opone a la guerra activamente. A pesar de la militarización de cualquier sociedad en periodos de guerra, siempre habrá quienes se nieguen a obedecer y luchen por la libertad. Apelamos a la clase trabajadora también aquí, desde la distancia que supone situarnos en el sur de una Europa cómplice con el Estado de Israel, para organizarnos como clase.
La escalada bélica en Oriente Medio tiene su efecto también en nuestras sociedades, precarizando nuestras economías en beneficio de los esfuerzos bélicos y militarizando la vida pública normalizando la barbarie. La única alternativa a la guerra y la barbarie capitalista sigue siendo la revolución social, pero es preciso organizarnos primero para poder ser una fuerza capaz de tal obra.
¡Proletarios del mundo, unámonos!¡Por la paz en Oriente Medio, no a la guerra!¡Por la revolución social!