DOSIER: Autodefensa | EL CUARTO OSCURO | Extraído del cnt nº 435
HAY UN MITO DE SÍSIFO. Por algún motivo cabreó a los dioses y le castigaron a una tarea eterna: subir por una montaña un pedrusco. Cuando llegaba arriba, la piedra caía y vuelta a empezar. Sísifo en esa movida, se parece mucho a los y las sindicalistas. En multitud de ocasiones, parece que todo el esfuerzo que realizan es en vano, porque una vez triunfan o son derrotados/as, les viene encima un nuevo desafío.
Por ejemplo, me estaba acordando del caso de Doña Federica Deslenguada. Hace unos años el Señor Director de la Empresa Hermanos del Pollo, llamó a esta limpiadora al despacho, y le indicó que le lavase su Mercedes S63 biturbo con tracción integral permanente 4Matic, respondiendo ella de forma airada: «¡Cerdo burgués, límpialo tú mismo!», negándose por tanto de forma tajante a cumplir la orden, añadiendo «diversas alusiones degradatorias referentes a la virilidad heterosexual y antepasados del Señor Director», amenazando con estamparle «la torre del ordenador en la calva». Ese coche, por añadidura, apareció posteriormente rayado, pintado con spray negro, las ruedas rajadas, el motor quemado con ácido y la tapicería manchada por una garrafa de lejía El Conejo…
Lo que pasa es lo siguiente: la compañera Federica es la única trabajadora de la empresa que ha participado en todas las huelgas generales, ha legalizado la sección sindical y es delegada sin presencia en el Comité de Empresa, ya que muestra por ese organismo el más absoluto desprecio. El 8M llenó el vestuario de carteles. Y el 1 de mayo desfila con su sindicato. En la empresa su actitud laboral es desafiante, reivindicativa, exige el cumplimiento del convenio, protesta por escrito, no hace horas extras ni prolonga su jornada, acojona a los encargados. Y aunque cumple de manera escrupulosa sus funciones, la empresa considera que una empleada así, no es rentable… Y oye, no han podido largarla porque está sindicada.
Que alguien quede sin un duro, es violencia. Hacer frente a esa violencia, mostrarle al patronariado que tiene por delante conflictos, disgustos, desprestigio y cardiopatías, es lo que hace que este país no se convierta en un campo de esclavos… Por eso Sísifo no se detiene: a fuerza de escalar, la montaña tiene un camino abierto.
Y es que hay mucha violencia en este mundo. Violencia que viene siempre del campo del patrón, porque –por ejemplo– el primer desahucio, es el despido. Que alguien quede sin un duro, es violencia. Hacer frente a esa violencia, mostrarle al patronariado que tiene por delante conflictos, disgustos, desprestigio y cardiopatías, es lo que hace que este país no se convierta en un campo de esclavos.
Entonces, ¿cuál es la marca de un o una sindicalista? Pues básicamente, lo que les diferencia del resto, es que el oficio sindical es algo práctico y heroico. En cambio… ¿Eres budista? Quédate como Buda una semana entera en una plaza meditando. Lo mismo en la pausa contemplativa, un chucho se te mea encima.
Los/las sindicalistas, esto es así desde que el Capitán Ned Ludd destruyó la primera máquina, se definen por su actividad. Redistribuyen, interpretan, proponen, visitan, investigan, espían, analizan, conocen, responden, discuten, negocian, deciden, amedrentan, estudian, muestran, despejan, derriban, agrupan, catalizan, hablan, cuentan, saben, se señalan, señalan, son señalados, pelean y funcionan con mil verbos de movimiento. Y si entran en conflicto, los patrones pierden la chulería y se cagan vivos.
Por eso Sísifo no se detiene: a fuerza de escalar, la montaña tiene un camino abierto.