Es muy posible que conozcamos los riesgos laborales asociados a accidentes de trabajo, sin embargo, los asociados a «enfermedades profesionales» (muchas de ellas no reconocidas como tal) o singularmente a las «enfermedades relacionadas con el trabajo» son mucho menos estudiados y reconocidos. En estos dos últimos campos se enmarcan los riesgos más comunes entre las mujeres y también los «riesgos psicosociales».
Los «riesgos psicosociales» son aquellos relacionados con la organización del trabajo. Es decir, con la organización de espacios, horarios, reuniones, reparto de tareas…y, evidentemente, este tipo de riesgos son mayores si atendemos a la clase, género o etnia de las personas trabajadoras puesto que la organización de nuestros puestos de trabajo no está libre de sesgos.
¿Por qué a las mujeres nos afecta mucho más esto? Lo resumiremos con dos conceptos interesantes: «doble presencia» y «carga mental».
La primera se refiere a que las mujeres estamos al mismo tiempo en los espacios productivos («empleo») y en los espacios reproductivos («cuidados») por lo que tenemos que estar continuamente «haciendo malabares» para poder estar presentes en ambos, lo que lleva a una invisibilización constante en el espacio productivo, con consecuencias como estrés, ansiedad, insomnio, tendencia al tabaquismo, hipertensión y mayor insatisfacción laboral. Al mismo tiempo, para poder hacerlo, tendemos a una contratación a tiempo parcial que al final es una contratación precaria que afecta a nuestra salud.
Unos pocos datos: en España las mujeres dedican cuatro veces más tiempo al trabajo doméstico que los hombres y no podemos olvidar que 8 de cada 10 familias monoparentales están encabezadas por mujeres. (Informe Guterres de la ONU)
La segunda es definida por el Instituto de Seguridad Social en el Trabajo como
«el conjunto de requerimientos mentales, cognitivos o intelectuales a los que se ve sometido el trabajador a lo largo de su jornada laboral, es decir, nivel de actividad mental o de esfuerzo intelectual necesario para desarrollar el trabajo». Solo con ver la definición podemos ver que la mayor o menor «carga mental» va a depender de los descansos, los horarios o las horas extra. El hecho de encontrarnos las mujeres en puestos de trabajo precarizados, con «triple jornada», que también conlleva una fuerte «carga mental» (como puede serse en el vídeo viral de «Los ayudadores») uniéndolo a la necesidad de realizar más «horas extra» y a la feminización de sectores de atención personalizada (por tanto, con mayor «carga mental») nos hace ver porqué nuestra exposición a este riesgo es mayor.