Después de 2 meses de conflicto, las trabajadoras de Eurest del Tanatorio Sancho de Ávila – servicio de cafetería, restaurante y catering – hemos decidido dar un paso más allá en nuestra lucha sindical. La empresa permanece en una actitud dialogante pero a la vez pasiva, dándonos largas y ofreciéndonos soluciones que pasan por la disgregación de la sección sindical de nuestro centro de trabajo, dónde somos más del 70% de la plantilla, intentando vendernos traslados a otros centros de trabajo como mejoras laborales individuales. Pero no caemos en sus trampas, pues es exactamente ahí dónde nos quieren. Porque saben que nuestra fuerza real está en la lucha colectiva dentro del centro de trabajo. Que nuestra subsistencia está en el apoyo mutuo y en la solidaridad entre compañeras, que nuestra forma de organizarnos y de decidir sale de sus lógicas capitalistas y es ahí donde ellos pierden, pues escapa de su control. Nosotras sabemos que no hay beneficios personales si éstos pasan por tenernos aisladas, sin posibilidad de apoyarnos en el día a día, de organizarnos y lograr cambios reales que trasciendan de nuestros centros de trabajo.
Por estos motivos, más allá de las migajas que nos ofrece la empresa, y con tal de no ceder ni un ápice en nuestras reivindicaciones, HEMOS DECIDIDO POR UNANIMIDAD CONVOCAR UNA HUELGA de 24 horas para el próximo 1 de febrero si la empresa sigue sin aceptar todas nuestras demandas, que pasan por reconocer el derecho a la promoción interna, el pacto de unos nuevos horarios que beneficien a toda la plantilla, facilitando así la conciliación laboral y familiar, el reconocimiento de las categorías profesionales que nos corresponden, la ampliación de personal para cubrir satisfactoriamente los servicios y evitar así la sobrecarga de trabajo, la regularización de los contratos en fraude de ley y el pago de las deudas.
La sección sindical de CNT Eurest sigue creciendo, tenemos más implantación en otros centros de trabajo y estos conflictos se van a multiplicar si la empresa sigue con sus prácticas habituales de explotación, prácticas que ya estamos cansadas de denunciar durante años en diferentes centros.
Nos toca plantar cara una vez más, esta vez con la herramienta con la que tanto hemos ganado la clase obrera.
El anarcosindicalismo es el camino, compañeras. ¡Ni un paso atrás! Porque si sólo entienden de beneficios, les hablaremos en pérdidas.
