Como viene siendo habitual en todo tipo de elecciones (políticas y sindicales) los datos sobre la abstención, los votos nulos y blancos suelen escamotearse sin entrar en valoraciones. Pero estos datos generalmente dan una imagen real de la representatividad, tanto política como sindical.
La mitad de los empleados públicos de Badajoz (770 personas), por un motivo u otro, no participa o, conscientemente, anula su voto (voto nulo y voto en blanco), y eso que se otorga un tiempo más que prudencial para votar. De las 1.522 personas que pueden votar solamente lo hacen 752 (el 49,41%). Es decir, por mucho que las leyes otorguen a los sindicatos oficiales, y acompañantes, una representación total sobre la plantilla en realidad, la suma de los votos de todos ellos ni tan siquiera alcanza al 50%. Y es que la representación oficial es una cosa y la real es otra muy distinta.
El sindicato ganador, CSIF, representa al 14,85% de los empleados públicos de Badajoz. La USO, al 8,15%; el CAT-CGT, al 7,42%; la UGT, al 7,10%; las CC.OO., al 6,57%; FEDECA, al 4,01%. Vamos, que están como para tirar cohetes ¡y algunos dicen que han ganado cuando solo cuentan con 226 votos sobre un total de 1.522!. Solo un sindicato ha superado el 10% sobre el censo, y cuando esto sucede lo inteligente es estar calladito para no hacer el ridículo diciendo tonterías y dejar que pase el tiempo.
Pero todavía es peor si tenemos en cuenta el nº de candidatos que presentan en listas. UGT, con una lista de 57 candidatos, obtiene más de la mitad de sus votos (el 52,78%) de sí misma; Comisiones, con 43 candidatos, obtiene el 43% de sus votos con los votos de sus propios candidatos; FEDECA, el 37,70% de los suyos, etc. El sindicato ganador, la CSIF, con 45 candidatos, obtiene el 19,91% de sus votos en sus propias filas. Pero el afán de rellenar una lista, cuyo único fin es asegurarse un número mínimo de votos, a veces da sorpresas por meter en ellas al primero que pase cerca: la APFP, tiene 24 candidatos pero solo 20 votos. ¿De verdad alguien cree que a éste sindicato le ha compensado hacer semejante ridículo? Y es que los Sindicatos obtienen un tercio de sus votos (el 33,78%) de sí mismos. ¡Toma representatividad!
Si hacemos un traspaso de votos a los acuerdos perpetrados últimamente contra los empleados públicos nos sale que:
El Estatuto Básico del Empleado Público, firmado por UGT, CC.OO. y CSIF en nombre de todos, en realidad es firmado -extrapolando los datos de Badajoz- por sindicatos que en votos suman 434 sobre 1.522 (el 28,52%).
El acuerdo contra las pensiones de hoy y de mañana, firmado por UGT y Comisiones, en realidad tiene solamente el apoyo de 208 personas sobre un total de 1.522 (el 13,67%).
Pero, ay, las leyes electorales están hechas para el bisindicalismo, aunque en la Administración las «marías» son tres, y los sindicatos que más acuerdos perpetran contra los trabajadores de la función pública tienen la capacidad legal de hablar y acordar en nombre de todos nosotros, aunque solo se representen a ellos solos y poco más, siendo estos acuerdos de obligado cumplimiento para todos ¿para todos? Para todos, no, el gobierno puede desdecirse de cuanto firme gracias a la diligencia y al buen hacer de «nuestros» representantes. Las personas que hablan, negocian y acuerdan pactos no son las que se eligen en las elecciones sindicales sino las que envían las cúpulas de unos sindicatos que apenas tienen afiliación y votos.
Eso sí, cuando llegue el momento de cobrar lo harán como si les hubiesen votado el 100%. En fin, como dice los árabes la primera vez que te engañan es culpa de ellos, la demás veces, nuestra.
Pero hay quien cree en el sindicalismo ficción, ese que con toda la buena intención del mundo piensa que se puede dar un vuelco a la situación… si se les vota a ellos, claro. Pasito a pasito piensan llegar a ese 10% de representación que da paso a la digna categoría de «sindicato más representativo» y así poder hablar y negociar en nombre de todos, pero ese día, si hacemos caso a la evolución del voto, llegará dentro de 100 años… como poco.
No hay, que nadie se haga ilusiones, alternativa posible desde dentro de este modelo sindical basado en Comités de Empresa y Juntas de Personal, ya que está hecho para que funcione así. Llevamos más de 30 años con este tipo de sindicalismo y los resultados están a la vista: sindicatos sin afiliados pero con muchos funcionarios y liberados que viven a costa del presupuesto público; convenios de mierda donde los derechos de los trabajadores se diluyen año tras año; miles de trabajadores muertos y heridos por la escasez de medios de protección y la avaricia patronal… un suma y sigue que solamente un sindicalismo participativo, directo, sin jefes y con autonomía financiera puede dar la vuelta.