El mundo en el que nos ha tocado vivir se
rige por la ley de los mercados, sometidos en la actualidad a la globalización
económica y a las más estrictas normas del capitalismo moderno. Genera ello una
serie de desigualdades y tensiones sociales cuyos orígenes se han ido
identificando y definiendo a lo largo del desarrollo social de la Humanidad y
cuyas consecuencias son impredecibles (aunque la experiencia nos dice que, por
lo general, suelen derivar en enfrentamientos sociales y/o grandes
confrontaciones bélicas).
El capitalismo en sí, y más el actual
exclusivamente monetarista, es un modelo económico irracional y carente de
cordura que suple, en el entramado productivo, el protagonismo del producto por
el de la mercancía. Aquí hay que aclarar
la primera diferencia: el producto se elabora para satisfacer las necesidades
de la sociedad en su conjunto y la mercancía se elabora para obtener beneficios
sin otorgarle importancia alguna a su necesidad o utilidad. La piedra filosofal
de la economía capitalista es la generación de sucesivas plusvalías mediante la
aplicación de mecanismos de acumulación de riqueza (o viceversa), de manera que
se establece que mientras estos aumentan, la economía está en expansión, y cuando
se estancan o disminuyen se dice que está en recesión. Es entonces, como pasa
ahora, cuando se habla de “crisis”.
El otro gran “concepto básico” en el hoy
imperante capitalismo de libre mercado es el de la “competitividad”, que no
consiste en otra cosa que hacer más accesible la mercancía para la sociedad de
consumo pero manteniendo o aumentando los índices de “beneficio”. Se trata,
entonces, de acaparar mercados y eliminar competidores. Esto lo conseguirán
quienes faciliten el acceso del consumidor a la mercancía. Y para ello, en su
lógica, sólo existe un camino: el de la reducción de costes en las cadenas de
producción y distribución. Las recetas, siempre las mismas: Reducción del coste
de la materia prima, disminución de la presión fiscal, reducción de cargas
sociales para las empresas, disminución de salarios, eliminación de puestos de
trabajo, deslocalización de industrias, etc.
Les falta un detalle: La “clientela”, para mantener su nivel de consumo,
precisa de los recursos económicos necesarios , que son -precisamente- los que
se ven continuamente minorados como (según dicen) consecuencia de la “crisis”.
Es la pescadilla que se muerde la cola: el consumidor no puede gastar más de lo
que tiene. Y por mor de la rapiña de la banca y del Estado, ya está atado de
por vida a hipotecas, letras, tasas, impuestos, etc. que luego contempla como
no le son restituidos en la medida que cree merecer. De manera que el
consumidor se ve abocado a priorizar, teniendo que decantarse por la
adquisición de productos que le satisfagan sus necesidades desde las más
básicas en detrimento de mercancías que, en según que ocasiones (aunque no
siempre) le aportan una serie de comodidades que pueden ser prescindibles.
Y en medio de todo esto está el Estado, cuyo
papel se va dirigiendo al de mero garante del «statu quo» social
establecido y que, a través de sus tres poderes (legislativo, ejecutivo y
judicial) marca las reglas del juego y las impone para que todo siga igual. Si
echamos un vistazo a, por ejemplo, la Constitución española, llegamos a la
conclusión de que esta sólo deja palmariamente claras dos cosas: 1) El derecho
a la propiedad privada es inviolable y 2) El uso «legítimo» de la violencia es
potestad exclusiva del estado. Dicho de otra forma: el estado es la garantía de
la perpetuación de la sociedad de clases y, a través de sus fuerzas y cuerpos
de seguridad (mediante el palo y tentetieso a la disidencia), está en
disposición de defender los intereses de la burguesía propietaria y rentista.
En los tiempos que corren, somos cada día más
las gentes que pensamos que ni el capitalismo ni el estado tienen ya capacidad
para resolver nuestros problemas cotidianos, para ofrecer viabilidad a nuestras
vidas ni para avanzar hacia la igualdad económica y social que todo ser humano
merece. Y así, poco a poco, van surgiendo inquietudes y pequeñas experiencias
prácticas que ahondan en el desarrollo de actividades económicas al margen del
capitalismo y del estado. Son concepciones autogestionarias, basadas en la
práctica de la solidaridad y el apoyo mutuo, organizadas en redes o no, que
buscan nuevos caminos para resolver los problemas cotidianos (tanto materiales
como morales) de la gente y para avanzar en la formación integral de las
personas.
Creemos que va siendo hora de dar difusión a
estas concepciones, de compartir experiencias, de la continua profundización
teórica y la creciente concreción práctica de una economía alternativa llamada
a convertirse en alternativa de modelo social.
En este contexto, algunas organizaciones, colectivos
y/o grupos autogestionarios ya existentes, nos hemos puesto a la tarea de
difundir y, en la medida de lo posible, expandir el modelo.
Y así, el sábado
día 8 de diciembre la CNT va realizar una mesa redonda en sus locales de la
Casa del Pueblo de Candás (Avenida Reina Mª Cristina, nº 24) en la que diversas
concreciones prácticas ya en marcha, procedentes de Extremadura, Andalucía,
Madrid, Valladolid y Asturias, nos transmitirán sus experiencias y debatirán
con el público asistente sobre cuantas cuestiones resulten de interés para el
mismo.
Posteriormente, y en una colaboración entre
la CNT de Candás y la Cooperativa Integral de Asturias, el sábado 22 de
diciembre, en el salón de actos de la Casa del Pueblo de la CNT de Candás, se
desarrollará una jornada completa entorno a la economía alternativa en la que
se realizarán actividades como sesión de yoga/relajación, presentación de la
jornada, mesa de acogida para intercambio de datos y contactos, introducción al
uso de la «moneda social», entrega/recogida de juguetes y otros
objetos, mercadillo de trueque, taller de movimiento (combinación contact, body
weather, butoh…), charla y mesa redonda sobre los fines de la cooperativa,
proyección de audiovisuales, etc.
A lo largo de la jornada habrá intervenciones
discrecionales de músicos solistas y monologuistas y se procederá al sorteo y
entrega de una cesta/rifa. También se servirá comida ecológica a precios
populares y se dispondrá de servicio de barra en el que se dispensarán bebidas
frías ecológicas (cerveza, zumos, tonificantes, energéticas…), bebidas
calientes (infusiones varias), chocolate y frixuelos.
El programa definitivo de la jornada está aún
sin cerrar y podría sufrir modificaciones respecto a alguna de las actividades
anteriormente mencionadas. En cualquier caso, dicho programa será difundido con
antelación suficiente y esperamos que esta jornada sirva para un acercamiento
entre las experiencias de economía alternativa y el conjunto de la población.