Nuevamente el estado vuelve a mostrarnos su cara más brutal y despiadada. Primero fue en Grecia asesinando vilmente a un muchacho de 15 años. Ahora y aquí la toman con aquell@s que muestran su repulsa por este asesinato y su solidaridad con l@s compañer@s grieg@s en lucha. Y, cómo no, se han servido de uno de sus más fieles lacayos, los medios de comunicación, prensa, radio y televisión, la voz de su amo.
Vulnerando incluso las propias leyes y principios de su sacrosanta «democracia», como la tan cacareada presunción de inocencia, tras las brutales detenciones realizadas por la policía el pasado 10 de diciembre de 2008, la jueza que instruye el caso ha decidido que 7 compañer@s deben ir a prisión preventiva. ¿El motivo? «La alarma social creada». Nosotr@s nos preguntamos a qué alarma social se refiere. ¿No será a la que los medios de «comunicación» han creado durante estos días? Pues hemos podido leer artículos y ver reportajes donde sin ningún rubor se acusa a l@s compañer@s y se criminaliza al mismo tiempo a tod@s aquell@s que nos encontrábamos en la manifestación. Como si manifestarse contra un brutal asesinato fuese algo horrible y deplorable. Hemos podido escuchar un sinfín de nauseabundos insultos y calumnias de boca de tertulian@s y «periolist@s» de diverso pelaje, que se creen por encima del bien y del mal, con el derecho a juzgar y condenar a aquell@s a quienes ni siquiera conocen y cuya manera de pensar, motivaciones e ilusiones ignoran. Está claro, los medios señalan y el estado reprime. Y, sin duda alguna, podemos afirmar que han sido los medios quienes han encarcelado a nuestr@s compañer@s.
Es curioso el concepto de “alarma social” que emplean medios, jueces y demás. Para ell@s no constituyen “alarma social” ni la miseria que vive gran parte de la población, ni la corrupción de polític@s y empresari@s, ni los abusos de las llamadas “fuerzas de seguridad del estado”, ni la crisis constante que vive la clase trabajadora, ni el goteo de muertes en los tajos (y en los cayucos para aquell@s que intentan escapar de la pobreza y la guerra a las que los capitalistas les han condenado), ni tantas y tantas situaciones generadas por este sistema injusto y autoritario. Porque en él residen la verdadera violencia y el verdadero terrorismo. No, a ell@s les basta con crear una nueva bestia negra, que ahora llaman “antisistema” (tremendo saco donde todo cabe), que les sirva para canalizar sus propios miedos a que algo se mueva, a que algo cambie.
La desproporción de las actuaciones policiales y judiciales únicamente obedece a un fin: la política del miedo, tratar de asustarnos para que nos quedemos en casa calladit@s como buen@s muchach@s, dóciles y obedientes. Y para ello primero cargaron indiscriminadamente y detuvieron manifestantes de manera totalmente arbitraria, realizando brutales agresiones durante las cargas y detenciones (de las que han resultado graves lesiones como fracturas de nariz, brazos, dientes y un largo etc.); después la jueza dicta prisión provisional, algo inaudito para este tipo de casos y que habitualmente se aplica en caso de asesinato o similar. Se ve que para ella no fueron suficientes los golpes y vejaciones sufridos por l@s compañer@s.
Entre un@s y otr@s se encargan de salvaguardar la imagen de un sistema cada vez más podrido, insostenible e injusto, donde prima el beneficio de un@s poc@s aunque sea a costa del sufrimiento de la mayoría. Tod@s al servicio del capital y de la bota represora del estado, incapaces de creer sus propias mentiras, que intentan hacernos tragar a fuerza de bombardeo continuo, al más puro estilo de Goebbels. Realmente el sistema democrático en el que vivimos no se diferencia tanto del franquismo; antes la mentira más repetida era la de la «paz» y el «orden», y ahora se viste con un manto hipócrita de falsa «libertad». Ni de lejos conocen lo que significa esa palabra quienes deciden sobre nuestras vidas y se lucran de nuestro sudor y nuestra sangre.
Contra la intoxicación mediática, proponemos utilizar la razón y el intelecto y contemplar el mundo que nos rodea con perspectiva crítica. Contra la violencia del estado y del capital, lucha sin cuartel.