Hablamos con el activista
Enric Duran sobre el documental Retorno, una historia que construímos
juntas, donde se revela qué se hizo con el dinero expropiado.
D. Font | Periódico CNT
Fotografía: Ivan G. Costa / El Triangle
Hicimos la entrevista vía mail por motivos de seguridad ya que
Enric se encuentra en busca y captura, pues la Audiencia de Barcelona dictaminó
su encarcelamiento después de no presentarse al juicio abierto contra él por
estafa bancaria. La fiscalía le pide ocho años de prisión por pedir en 2008
créditos por valor de casi 492.000 euros de 39 entidades bancarias para
financiar proyectos sociales. Enric ya pasó dos meses en prisión en 2009 cuando
fue detenido en la Universitat de Barcelona. Entre los distintos proyectos que
ha impulsado, destaca la Cooperativa Integral Catalana (CIC) que aglutina a
miles de personas y centenares de proyectos cooperativos.
Pregunta.- ¿Con Retorno
queríais explicar que lo que tu protagonizaste fue una acción conjunta de
muchas personas?
Respuesta.- Exacto,
el documental tiene como objetivo sacar a la luz realidades colectivas de ese
proceso, que en su momento resguardamos por prudencia. Cinco años después al
prescribir delitos como el de asociación ilícita, comentamos con algunas
personas del proceso que era el momento de retornar a aquellos años, y de ahí
nació Retorno, una historia que construímos juntas. Son más de una
veintena de personas las que participan del documental, y aun se quedan en la
recamara, otras tantas que por motivos personales o de seguridad no pudieron
estar.
Retorno es también una
herramienta para desmontar dos tendencias que salen cuando aparece la acción en
prensa. Que lo tratan de «vender» como algo individual, aislado, apolítico; y
que ponen en duda a donde fue a parar el dinero realmente.
P.– ¿Qué proyectos se
han llevado a cabo con el dinero expropiado?
R.– En el documental
está bastante explicado; se empezó financiando necesidades que había en
Infoespai y proyectos que estamos generando allí, se trata del centro social y
cooperativo que fundamos en el 2003 en Gracia y que sigue siendo la sede de
latele.cat y ahora recientemente, del nuevo centro de comunicación de la CIC.
De allí fuimos construyendo el movimiento por el decrecimiento y durante el
camino y hasta el 2009 se fueron financiando muchos de los pasos que
permitieron extender ese movimiento como la marcha de res meses que hubo en la
primavera del 2008 y un concurso de financiación de proyectos que se realizó al
año siguiente. Además entre medio las publicaciones Crisis y Podemos.
Hacia finales del 2009, y después de publicar el manual queremos, con
buena parte de esa red, decidimos focalizar en construir una cooperativa
integral y de allí nació la CIC.
P.– ¿Crees que desde
los círculos antiautoritarios hay poca conciencia sobre la necesidad del dinero
a la hora de emprender proyectos?
R.– No se si falta
conciencia en ello, quizá en algunos casos sí, a veces se entra en posturas muy
cerradas en cuanto al dinero, pero sobretodo siempre he encontrado a faltar
mayor iniciativa y determinación para generar iniciativas sostenibles
económicamente. Esta claro que no es fácil y que hay que currárselo, pero estar
asalariado a las órdenes de alguien no es lo más coherente para alguien que no
crea en sostener formas de organización autoritarias.
P.– ¿Nos falta más
ambición?
R.– Pues seguramente
es un elemento relacionado con lo que comentaba de la iniciativa. No es difícil
imaginar sociedades funcionando de forma afín a nuestros valores, pero muchas
veces se cae en verlo algo no realizable o muy lejano y de allí a resignarse
con mucho menos. Por ello, quizá lo que tiene valor de nuestro proceso, es que
un buen día nos pusimos la manta a la cabeza con todo lo que contábamos, y
empezamos a construir la casa desde abajo, piedra a piedra; y en ello estamos,
seguramente aun vamos por la primera planta, pero ya empieza a tener forma.
P.– La CIC es una
forma concreta de combatir el capitalismo, ¿como os va?
R.– Pues estamos muy
satisfechos del camino que estamos siguiendo, al mismo tiempo que dedicamos
toda la energía a hacerlo aun mejor. En la actualidad hay más de 300 proyectos
productivos que forman parte de la CIC y esto permite redistribuir recursos
hacia el común, para alimentar un nombre ya importante de estructuras y
necesidades. Es una prioridad seguir diversificando las fuentes de ingresos
para ser más resilentes. Otra de las prioridades a las que seguimos dando
forma, es todo el ámbito del apoyo mútuo y de la relaciones humanas. La
integralidad de la CIC, la vamos haciendo posible poniendo al ser humano en el
centro, y los objetivos en otros ámbitos, son al final medios para ello.
P.– En tu juicio han
pasado situaciones extrañas como pasarte un mes y medio sin defensa, sin tiempo
de preparación…
R.– Se me informó de
mi juicio tres semanas antes cuando llevaba cuatro meses convocado y
efectivamente, se me denegaron todos los testigos. Luego después de la no
presentación al juicio se aceptó la renuncia del anterior abogado, pero no así,
los diversos intentos de dar de alta nueva defensa. De hecho fueron ocho meses
sin abogado, hasta que apareció designada una abogada de oficio. Todo ello son
argumentos que alimentan la cuestión de fondo que he planteado, y es que no
reconozco la autoridad judicial, por falta de objetividad entre las partes, por
ausencia de separación de poderes y sobretodo porque desde mi soberanía
personal, nunca he escogido ser parte de un sistema que basa la justicia en la
pena y el castigo, y que no siento parte de mis principios.
P.– ¿En que basas tu
defensa?
R.– En su momento en
el escrito de defensa los dos asuntos fundamentales eran por un lado, que el
contrato de crédito bancario carece de fundamento legal, pues no informa de que
el dinero que se presta, en realidad se crea en el momento de firmar el
crédito. Por otro lado que mi acción pretendió generar un bien mucho mayor del
supuesto mal realizado, lo que está recogido en el código penal como eximente
de pena, bajo el concepto de «estado de necesidad». Tras la negativa judicial a
dar opción a estos argumentos, con la no aceptación de los testigos de ello,
esas estrategias quedan superadas por el nuevo camino que hemos estado
construyendo desde mi partida a la clandestinidad, basada en una mediación
directa con todas las partes en concordancia al concepto de justicia
restaurativa, que para nosotros se ha convertido en la forma como enfocar la
justicia en el marco de revolución integral, y por ello queremos sentar un
ejemplo en mi caso, difícil obviamente, que sirva para extender esta
alternativa al sistema penalista.
P.– Alejado de la
calle, ¿cómo llevas a cabo la militancia?
R.– Desde Internet
obviamente, lo que me permite poder estar implicado en muchos proyectos a la
vez. Aun sin estar presencialmente, participo habitualmente en reuniones y
asambleas. Hay aspectos positivos como poder tener espacio habitual de
tranquilidad y concentración. Claro que encuentro a faltar poder estar de forma
presencial, pero mientras no sea posible, lo sostengo muy bien.
P.– ¿En qué estás
trabajando ahora?
R.– Principalmente en
seguir consolidando diversos ámbitos de la CIC, especialmente por mi parte en la autonomía de nuestro
sistema económico y en la consolidación de la estructura de comunicación, con
la misión, además de seguir desarrollándonos, de hacernos menos vulnerables a
cualquier ataque que podamos sufrir. Justo cuando respondo a esta entrevista
acabamos de presentar Coopfunding, que como plataforma de crowdfunding tiene
tanto de economía como de comunicación. Además estoy en la preparación de una
campaña para dar a conocer la justicia restaurativa, que servirá de complemento
al trabajo del proceso de mediación. Y más cosas que aun es pronto para
comentar…