No es habitual que una organización sindical se meta en temas de deportivos, de fútbol en concreto, pero el dineral que se ha gastado un club de fútbol, el Real Madrid, hace que no podamos pasar por alto este asunto. Por indecente.
Porque indecente es que mientras un país se desangra en parados y en tasas de pobreza casi africanas (en España hay 2.192.000 familias en las que viven 8.509.000 personas que viven bajo el umbral de la pobreza, y sigue aumentando, según Cáritas) se gasten casi 100 millones de euros en la contratación laboral de una persona que, en el mejor de los casos, tiene una vida “laboral” de 5 años por delante. El presidente de ACS, Florentino Pérez, seguro que no encuentra un trabajador en sus múltiples empresas con semejantes condiciones de trabajo.
Porque indecente es que mientras el consumo cae por los suelos por falta de ingresos en las familias y con unas expectativas futuras poco halagüeñas, una sociedad deportiva improductiva se permita el lujo de gastarse un dinero equivalente a varios presupuestos de organismos públicos.
Porque indecente es que un país tenga más lectores de prensa deportiva que general, que un telediario le dedique tanto tiempo al fútbol como a la información y formación de opinión de las personas y que gracias a este comportamiento inducido se repercuta en precios de entradas y en eso que llaman merchadaising: Primero se crea la necesidad y luego se aprovecha de ella.
Porque indecente es que esta inversión, por llamarla de alguna manera y que es a todas luces inamortizable, al final se pague con dinero que sale de todos los contribuyentes ya que estas sociedades deportivas acaban por pagar menos impuestos de los que les corresponderían por su patrimonio, obteniendo en muchos casos ventajas económicas otorgadas por los poderes públicos ya que detrás de los clubes de fútbol hay una gran masa social y potenciales votantes.
Por todo ello, desde esta Confederación Regional, mostramos nuestro rechazo a este tipo de prácticas, ajenas del todo al espíritu deportivo, y que solo nos muestran el lado más insolidario e insensible de unas personas que como ellos tienen la vida solucionada no se acuerdan que hay muy cerca de ellos millones que no, que no pueden llegar a fin de mes en condiciones dignas.
