si se estrangulan las manos en rebelión,
obedece el grito a la algarabía
-en los desiertos desnudos de Palestina,
alguien cuelga sonajeros en los muros en señal de luto-
mientras alguien calle llameando lamentos,
estará el lápiz apuntando al horizonte
para no detenerse y seguir seguir
escribiendo
aunque sólo sea para narrar / dar cuenta de la realidad
y seguir seguir recordándo(nos)
la barbarie que nos asola