25 aniversario de la ocupación, por parte de la CNT, del edificio de la Plaza Castilla de Burgos, actual “Casa del empresario”

Fotografías: CM Homer

El 5 de junio de 2024 se cumplen 25 años de la ocupación, por parte del sindicato de la CNT de Burgos, del inmueble situado en el N.º 1 de la plaza Castilla, actual sede de la patronal burgalesa. El edificio, que forma parte del Patrimonio Sindical Acumulado (bienes adquiridos por el Estado durante la dictadura franquista con las cotizaciones, principalmente de la clase trabajadora; en adelante PSA), llevaba años de deterioro y abandono en el momento de la ocupación, estado lamentable en el que su anterior usufructuario, el sindicato Comisiones Obreras (CCOO), había dejado el inmueble para trasladarse a su actual ubicación. Tampoco favoreció la suerte del lugar el hecho de que la patronal, nuevo agente social al que el Estado concedió el uso del edificio, se desentendiese del mismo durante años.

La acción se enmarcaba en la reivindicación que, desde la llamada Transición, la Confederación Nacional del Trabajo estaba haciendo, no solo del derecho que le correspondía al uso de ese patrimonio, sino también de la reivindicación histórica de devolución del patrimonio propio del sindicato anarcosindicalista, esto es, todos los bienes, muebles e inmuebles, expoliados por el franquismo durante o al término de la contienda bélica de 1936-1939 y no reintegrados por el Estado, a pesar de continuar en su poder, una vez reinstaurada la “democracia”.

Además, con la acción de la CNT burgalesa se ponía de relieve una nefasta e interesada gestión, sacando los colores al Ministerio de Trabajo, a la patronal y a los propios sindicatos CCOO, UGT y USO, entes todos ellos responsables del injusto reparto que se estaba haciendo de los inmuebles del PSA, pues existiendo sindicatos con necesidad de espacio físico para poder desarrollar su actividad, se daba la paradoja de que había miles de metros cuadrados sin ningún uso, o con un uso irregular o claramente fraudulento. Es el caso actual de la superficie empleada por la compañía de seguros Atlantis para su propio beneficio, cedida por CCOO y UGT, dentro del edificio de la calle San Pablo.

La historia del edificio hay que remontarla a finales de la década de 1920, siendo inaugurado como hotel Infanta Isabel, cambiado su nombre poco después a hotel María Isabel y, con el inicio de la guerra social en 1936, incautado temporalmente por el régimen fascista, quien hizo uso de él para hospedar a la aviación alemana de la Legión Cóndor mientras ondeaba por fuera la bandera nazi. En la década siguiente se hizo cargo de la gestión del inmueble la Delegación Nacional de Sindicatos de Falange Española Tradicionalista y de las JONS y, ya en los años 50 y hasta principios de los 80, tuvo una utilidad con un carácter más social, pasando a convertirse en ambulatorio de la Seguridad Social hasta que fue incorporado como bien del Patrimonio Sindical Acumulado, albergando entonces la sede de Comisiones Obreras hasta 1997, momento en que ese sindicato se traslada a su actual ubicación y el Ministerio de Trabajo otorga el usufructo del número 1 de la plaza Castilla a la Federación de empresarios de Burgos. A pesar de esa concesión, la patronal burgalesa mantiene con desidia inactivo el edificio, dándose muestras de un claro deterioro de sus instalaciones. Es entonces cuando el sindicato CNT, necesitado como estaba de un lugar adecuado en el que poder desarrollar su actividad, decide pasar a la acción y, el sábado, 5 de junio de 1999, su militancia ocupa parte del edificio, planta baja y sótano, cerrando el acceso al resto de las plantas.

Durante el tiempo en el que se mantuvo ocupado el inmueble, unos ocho meses, fueron numerosas las actividades, al margen de las estrictamente sindicales, que se desarrollaron en sus dependencias. Podemos destacar algunas de ellas, como la conferencia que tuvo lugar el 4 de octubre de 1999, sobre “Anarquismo y ateísmo”, a cargo del escritor Antonio López Campillo; o la del 6 de octubre, “Pedagogía libertaria y enseñanza actual”, impartida por la que, pocos meses después, se convertiría en la primera mujer en acceder a la secretaría general de un sindicato con implantación nacional, Ana Sigüenza Carbonell; o la realizada 2 días después, “Información y desinformación”, a cargo del periodista y escritor Moncho Alpuente, quien se explayó con una crítica mordaz al modelo informativo de los medios de comunicación del momento.

También tuvo cabida en su interior el teatro, como el espectáculo del mimo extremeño Javier de Torres; la música, con conciertos de grupos como “Rebelión en la granja”, “Puagh” o “Vientos del pueblo”; exposiciones, como la del pintor mexicano de arte social, Carlos Cortez, organizada en colaboración con la Fundación de estudios libertarios Anselmo Lorenzo (FAL), o la presentación de libros, como “Doy fe”, de Antonio Ruiz Vilaplana, reeditado por CNT y Juventudes Libertarias de Burgos.

Desde el mismo momento de la ocupación, patronal y Ministerio de trabajo se pusieron manos a la obra para acelerar lo antes posible el desalojo, produciéndose éste el día 21 de enero de 2000 y aprovechando que en el interior del edificio únicamente se encontraba una persona, la cual fue identificada por efectivos de la policía.

A partir de aquí se inició un largo proceso judicial que se alargó en el tiempo y que culminó en la sentencia número 99/04, de fecha 16 marzo de 2004, con la absolución de las, finalmente, 5 personas imputadas.

Como consecuencia de la ocupación, cabe decir que se despertó un inusitado interés por parte de la patronal, hasta ese momento nulo, en rehabilitar cuanto antes y dar un uso acorde a sus intereses al edificio, lo que hicieron pasado el tiempo hasta convertirlo en la actual “Casa del empresario”

Con este artículo queremos rememorar aquel periodo de 8 meses intensos, que algunos de sus protagonistas, 25 años después, recuerdan con sentida nostalgia, sobre todo al venirnos a la memoria compañeros ya fallecidos, como Carlos García, quien fue el Secretario General del Sindicato de Burgos en ese periodo, o Félix Padín, histórico y querido militante del sindicato de Miranda de Ebro, preso del campo de concentración franquista en aquella localidad, quien no dudó en trasladarse hasta Burgos el mismo día de la ocupación para apoyar con su acción la reivindicación del sindicato burgalés. Igualmente, fallecidos ya los conferenciantes partícipes de las jornadas citadas, Moncho Alpuente y Antonio López Campillo. Vaya en la memoria de todos ellos estas palabras.

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