22 y 23 de septiembre son días de huelga en la educación pública. Días en los que seguir luchando y reivindicando la preservación de un derecho: la educación. Con unas medidas sanitarias, laborales y pedagógicas adecuadas para toda la comunidad educativa. Y cuando hablamos de esta comunidad nos estamos refiriendo a algo más que el profesorado y el alumnado. En ella también encontramos a todo el personal de administración, de limpieza y celadoras/es; A las propias familias de todos estos grupos y la sociedad en general.
La Comunidad de Madrid nos ha querido hacer creer que calidad educativa es el aumento de ratios en los últimos años para después llegar a ratios similares a las que tuvimos antes de los recortes y que nos venden como seguridad sanitaria. Más de un 100% superiores al máximo permitido en otras reuniones, incluso, al aire libre.
La falta de previsión en el establecimiento de estrategias nos ha llevado a una situación de colapso del todo el sistema educativo. Ya en el curso pasado vimos como el sistema se desbordaba con el cierre de los centros educativos imponiendo una educación a distancia sin dotar de las herramientas y recursos necesarios para impartir o recibir clases. Una educación pública y de calidad rezan hasta en sus leyes. Pero este nuevo curso lo hemos empezado con promesas y sin apenas cambios en el mismo sistema.
Sólo la amenaza de una huelga pudo hacer que las resoluciones tomadas variaran ligeramente de su visión. Y han prometido un aumento del profesorado que venía siendo necesario antes del comienzo de la crisis sanitaria. Aún hoy estamos en esa crisis y la presión a los gobiernos estatales, autónomos o municipales no ha de ceder.
Ya que parece que reuniones de más de 20 personas aprendiendo algo son una barrera suficiente para prevenir el contagio de un virus que utilizan para confinar a los barrios del sur en sus casas y hacinarlo (sanitariamente hablando) en las escuelas. Porque muchos centros no están pensados para ofrecer dicha cobertura en materia de distanciamiento social y quedan bastantes lagunas en cuanto a lo cotidiano.
Siguen sin aclarar las diferentes varas de medir a la hora de hablar de diferentes temas. Ya hemos mencionado las ratios. Ahora nos gustaría comentar algunas otras medidas como el personal de limpieza o el profesorado compartido entre centros. Ninguno de estos ha sido aumentado a tenor de la situación actual. Y ambos perfiles profesionales pueden convertirse en agentes de transmisión directa o no.
¿Cómo se va a garantizar un entorno limpio y desinfectado (sanitariamente hablando) en las escuelas? No dudamos de la dedicación de los equipos de limpieza. Pero el ajuste a las nuevas medidas en cuestión de salubridad debería suponer un aumento considerable de los turnos de limpieza y por tanto de las plantillas. Aunque suene bonita la responsabilización del alumnado de la higiene de “su puesto de trabajo” encubre el déficit de estas plantillas bajo el poder pedagógico de la responsabilidad individual. Contraten personal. Directamente. Sin subcontratas o empresas de gestión externa.
¿Cómo se va a garantizar el apoyo al alumnado por parte del profesorado técnico? ¿Qué tipo de EPIs van a proporcionar a las aulas de audición y lenguaje? Sacar en cada hora a un grupo seleccionado del alumnado para recibir los apoyos necesarios en el proceso de aprendizaje confronta directamente con la teoría de los grupos burbuja. A su vez, muchos de los apoyos y herramientas son cercenados con el uso de mascarillas y todavía no hemos escuchado respuestas o soluciones para estos casos en cada centro.
La contratación de grandes empresas de comida basura frente a la rescisión de los contratos en comedores escolares y los servicios de catering, que previamente se hacían cargo de unos menús y no parecían ser saludables en situación de emergencia, es un gran ejemplo de las medidas sociales de esta corporación. A día de hoy volvemos a comentar las comidas. ¿Dónde come el alumnado? En comedores o en aulas. Pero los primeros están “adaptados” a la situación anterior. Cuántos turnos se pueden realizar y compaginar con el horario escolar es lo que nos preguntamos. También, en los centros donde comen en las propias aulas, nos gustaría conocer cuáles son las condiciones sanitarias que reducen el riesgo de contagio mientras se come en grandes turnos. Más de diez personas, más de veinte personas sin mascarilla en un mismo lugar ¿cómo se come eso?
El resto del profesorado se encuentra en una situación compleja en la que desconocemos si han recibido la mínima formación para la adaptación a la situación actual. Sospechamos que no al no haber visto ningún tipo de previsión en la aplicación masiva de PCRs al profesorado en los mismos días concentrando más de 10 personas en colas kilométricas.
¿Cómo van a poder gestionar los desdobles en secundaria? ¿O la sola impartición de cada una de las asignaturas de formación especializada?
Venimos de haber recortado durante años el personal de los centros educativos y aumentando la carga lectiva de cada profesional. ¿Cómo pretenden llevar más grupos? Ah, si, ya sabemos, con responsabilidad individual para la limpieza, materiales y horas extra del propio trabajador para el seguimiento online del alumnado… ¿pero de refuerzo de la educación pública? Si acaso de manera temporal.
En cuanto al alumnado se ve preso de una educación obligatoria recibida bajo el mantra de la calidad excluye a las personas con menos recursos en una primera fase de la crisis y sigue sin saber qué valor y consecuencias a nivel pedagógico tienen cada una de las medidas que se están adoptando de prisa y corriendo. Le recordamos a toda la Administración que han suspendido la evaluación continua. Y en el primer examen del curso ya va suspensa.
¿Quién va a correr con los gastos en material higiénico sanitario? Porque hay sectores de la población que no disponen de dinero suficiente para afrontar los gastos de esta nueva escuela. Más de cuatro horas en un centro educativo suponen un gasto mínimo de dos mascarillas quirúrgicas. Si las llevan de otro tipo, no hemos escuchado la idoneidad de unos tipos sobre otros.
La TABLA REIVINDICATIVA de esta huelga es bastante clara:
- Más contrataciones de docentes para bajar las ratios.
- Planes reales de seguridad sanitaria en las aulas que incluyan la presencia de personal sanitario en los centros educativos, protocolos que impidan contagios y material sanitario para todas las personas que pasan por los centros de enseñanza.
- Que se exima a los/as docentes de responsabilidad ante posibles contagios en las aulas.
- Contratación directa de más personal de limpieza para asegurar que se mantienen las condiciones sociosanitarias.
- Medidas y recursos para la corrección de la brecha digital.
- Planes reales con recursos de atención a la diversidad en las aulas.
- Dotación de material e infraestructuras que aseguren que se pueden continuar las clases en casa en el caso de que haya nuevos confinamientos y el reconocimiento de las horas de más que se trabajan para la preparación de nuevos materiales.
- Reducción de horas de trabajo con remuneración a los/as trabajadores/as con hijos menores de 14 años a su cargo que tengan que apoyarles en sus horas de estudio.
- Recuperar las condiciones laborales previas a los recortes de 2011, incluidas la reducción de la carga lectiva y el aumento de sueldos de todos/as los/as trabajadores/as que no se han hecho desde entonces.
- Que no se recorten las segundas lenguas en educación secundaria y que cambio se eliminen las horas de religión.
Y después de todo esto ¿Dónde queda la participación? ¿El prestar oídos a los diferentes agentes de la comunidad educativa?
CNT Comarcal Sur madrid