Las Marchas de la Dignidad convocaron el 21M de 2015 a cientos de miles de personas en Madrid exigiendo Pan, Techo y Trabajo. Columnas provenientes de todos los territorios del estado, junto a organizaciones sindicales y movimientos sociales, han llevado sus protestas a las calles, donde CNT piensa que se debe dar la respuesta popular a los recortes sociales, económicos y de libertades que los sucesivos gobiernos nos están imponiendo. Es necesario que los trabajadores y trabajadoras no abandonemos la defensa de nuestros derechos a las distintos partidos políticos y procesos electorales que se van a dar durante este año.
Valoramos esta jornada como un éxito y creemos que estas movilizaciones deben continuar mientras se sigan produciendo y agravando las desigualdades sociales, y caminar conjuntamente hacia la huelga general laboral, social y de consumo.
Por otro lado no nos sorprenden ni el «apagón», ni la manipulación de los medios de comunicación hacia las Marchas de la Dignidad. Tampoco nos genera estupor su descarado afán de potenciar la farsa electoral, así como no nos pillan de nuevas sus intentos de criminalizar y justificar la represión hacia un movimiento tan extenso, plural y popular como es el de las Marchas de la Dignidad. Para ello se valen de desmedidos y provocadores despliegues policiales para poder obtener imágenes «violentas», que luego son convenientemente gestionadas por los medios de desinformación del sistema para aislar y estigmatizar las luchas, a la vez que intentan legitimar sus leyes represivas ante la sociedad. Pretenden englobar y confundir socialmente a las Marchas de la Dignidad y a quienes las conformamos, con individualidades o grupos al margen de las mismas. Cuentan para ello con la inestimable ayuda de los actos «espontáneos» de unos/as pocos/as, desde el anonimato y amparados/as en la valentía de quienes sí salimos a la calle públicamente y a pecho descubierto, convocando una movilización que dichos grupos no comparten, cuestionan y en la que no se integran salvo para sus propios fines.
Cada cual puede acudir a las manifestaciones como considere apropiado según sus parámetros políticos; eso sí, asumiendo las consecuencias y responsabilidades de sus actos, y no trasladándoselas o imponiéndoselas a otros, en este caso a las Marchas de la Dignidad. Ya que quienes las conformamos hacemos un esfuerzo para respetar los acuerdos libremente alcanzados, para seguir juntos/as construyendo y fortaleciendo un espacio de lucha y movilización común, real, desde abajo y al margen de las instituciones.
El sistema absorbe y utiliza cualquier movimiento político que asuma las reglas del juego electoral, pero condena y persigue todo aquello que le plante cara en el plano económico y social. Las Marchas de la Dignidad se han convertido en el máximo exponente actual de espacio de rechazo a la situación social y laboral, llegando incluso a asumir reivindicaciones, como la de la huelga como instrumento de lucha, que hasta no hace tanto eran ampliamente rechazadas por la sociedad. Esto es algo que el sistema económico no puede permitir, y hará todo lo que pueda, utilizando las armas que dejemos en sus manos, por deslegitimar a quienes lo defienden. Ya que «su» economía no se puede tocar ni cuestionar, aún a costa de nuestras vidas, la de nuestras familias, y de los derechos que habíamos conquistado como Clase Trabajadora.
¡Contra sus privilegios, caminemos a la Huelga General!
Secretariado Permanente del Comité Confederal
Confederación Nacional del Trabajo
Fotos: Carlos Martín