¿Para qué han servido tantas reformas laborales, cursos de formación, horas extraordinarias, empresas de trabajo temporal, tragar con el despotismo empresarial durante los años de la democracia…? ¿Para terminar de esta manera? Los gobiernos, de Aznar y Zapatero, nos convencían de que este era el buen camino.
En estos días más de 4.000.000 millones de parados (con la firme amenaza de que se pueden convertir en cinco), la incertidumbre generalizada a perder el puesto de trabajo y una incuestionable pérdida de derechos laborales y del poder adquisitivo de las clases populares configuran un panorama desalentador, en el que una vida digna asciende al status de artículo de lujo. Ahora más que nunca se pone de manifiesto la incompatibilidad del que pretendía ser un estado social -que era mal llamado “estado del bienestar”- con el régimen económico capitalista.
Dejar el mundo en manos de banqueros y empresarios y su fundamentalismo de mercado es ya suficiente desastre, como podemos ver, y un definitivo ataque a la democracia, cuando la política de los políticos se ha reducido a la sombra que las grandes empresas proyectan sobre la sociedad, en contra del interés común. Hemos llegado hasta aquí por la descerebrada avaricia financiera de los que hasta hace poco eran presentados como ejemplo de éxito a seguir, las corporaciones financieras y los bancos. Pero la prueba que no admite lugar a las dudas es el hecho de que los estados, la Comunidad Económica Europea e instituciones como el FMI rescaten de la ruina a los culpables con dinero público, fruto de nuestro trabajo (de los que trabajamos es necesario aclarar), sin imponer un control de gestión sobre lo regalado. Hay que recordar que este tipo de intervenciones han sido sistemáticamente prohibidas por instituciones financieras como el FMI y el BM durante décadas en el Tercer Mundo y han condenado a la miseria, y el hambre a millones de seres humanos, y guiaron las políticas privatizadoras de los gobiernos liberales occidentales durante los últimos 30 años. ¿Cómo se puede ser tan hipócrita y criminal?
Esto son pruebas de que la organización de esta sociedad constituye una ESTAFA diseñada para dirigir recursos hacia la clase social hegemónica. Seguir por el camino del capitalismo descarnado, el único capitalismo posible, lleva al desastre social, la corrupción, la rapiña y depredación de recursos humanos y naturales. Las periódicas crisis del capitalismo han generado guerra, enfrentamiento y racismo, separadas por épocas en las que el consumismo necesario para engrasar los resortes de la máquina nos permitía comer y vestir a diario. Esto seguirá siendo así siempre…
Ahora ni los economistas ni los profesionales de la política son capaces de articular una respuesta coherente para convencernos de que las cosas deben seguir igual, las cifras del paro contradicen las promesas de la religión neoliberal. Es la sociedad, el pueblo, la que debe tomar la iniciativa, la que tiene que constituirse en movimiento social, construir alternativas, exigir derechos y reivindicar y alcanzar la igualdad y la libertad. Es necesario aprender la lección, el modelo cultural del “beneficio económico y la rentabilidad” debe ser sustituido por el de “la justicia y equidad social”.
Nosotr@s, en la CNT, creemos que un sindicato debe ser una de las herramientas con las que iniciar esta tarea y queremos aportar nuestro impulso a ese cambio; nuestro modelo de autogestión e independencia sindical, un sindicalismo de calle, de honradez y de trabajo constantes, una forma de tomar decisiones asamblearia, sin líderes ni órdenes, una lucha por derechos que no está hipotecada por las subvenciones, pactos ni engaños. Una organización en la que tú y todos los demás cambiemos no solo las relaciones de trabajo competitivas e insolidarias por un trabajo y salario dignos, sino también cambiemos una sociedad de clases por una sociedad para tod@s, una sociedad de iguales, en la que todos aportemos nuestro esfuerzo, conocimiento e inteligencia.
Esa es tu elección en este momento, o pedir reformas a un capitalismo para el que el conjunto de la población no ha contado nunca o intentar transformar este mundo para que contemos tod@s. Si eliges la segunda opción no te quedes en casa, sal a la calle y si quieres, vente con nosotr@s.