Compas, salimos a las calles una vez más, por todas y todes. Hoy, si cabe, con más motivos que nunca.
Después de un año marcado de nuevo por la violación sistemática de nuestros derechos, creemos que es nuestra obligación como feministas salir al paso de esta reacción machista y fascista que nos rodea.
No podemos seguir tolerando el machismo estructural que nos rodea. Esta ocupación del espacio público y privado desde el privilegio es sangrante, es excesivo e incluso mortal para muchas de nosotras.
Frente a su justicia patriarcal creemos necesario seguir revindicando la colaboración y el apoyo mutuo feminista como fuentes de alianzas y lucha contra el patriarcado que nos oprime. Estas alianzas tienen manos y redes que ayudan a sostener y visibilizar también a las mujeres y disidencias invisibilizadas. Nos quieren aisladas, nos tendrán organizadas.
Organizadas contra el colonialismo, el militarismo, el racismo, el fascismo, los bloqueos, los genocidios y los conflictos armados que agudizan las desigualdades y las violencias hacia las mujeres, disidencias, niñas y niñes.
Las cuidadoras, trabajadoras del hogar, jornaleras, kellys, Red de Atención Integral para la Violencia de Género, del servicio de ayuda a domicilio. A todas las que sostenemos el peso de un sistema caníbal, nos quieren aislar. Por eso, compañera, nos vamos a organizar. Dignidad y orgullo para nosotras. Para las que estamos hoy aquí y para las que no pueden estar porque un día más siguen poniendo el cuerpo y la fuerza de trabajo.
Nos organizamos contra el retroceso en la edad de jubilación que nos obliga a trabajar hasta los 67 años y que quieren ampliar hasta los 72 con más años cotizados, cuando la precariedad que caracteriza mayoritariamente nuestra vida laboral hace que hayamos cotizado menos que los hombres y en situaciones peores. No queremos morir en el tajo, la esperanza de vida se recortó con la pandemia y ahora nos quieren en el trabajo hasta ser inservibles o morir, porque somos objetos para el sistema, que se explota hasta que se deshecha.
En este día, NO QUEREMOS OLVIDAR A LAS MUJERES RURALES, campesinas indígenas y mestizas, mujeres que, conectadas con la tierra, lideran proyectos de producción y consumo con perspectiva agroecológica. Mujeres que construyen redes de sororidad, tienden puentes a través del cooperativismo y asociacionismo feminista con el fin de abrir fisuras en el sistema patriarcal que invisibiliza su trabajo, limita su participación y carga sobre sus espaldas el peso de las labores del cuidado. NOS QUEREMOS RURALES, PERO LIBRES!!!
Necesitamos responder organizadas frente a la ola reaccionaria que desacredita derechos de las trans y disidencias, que genera odio, que atenta contra la integridad y hasta llega a las agresiones físicas y asesinatos, aquí o más allá de las fronteras. No queremos vuestro permiso, juntes somos más fuertes y no retrocederemos.
A los falsos aliados, hartas de aguantar vuestras violencias, ninguneo, abuso y desprecio, un solo mensaje: “No sois compañeros de lucha, nuestra solidaridad es con las compañeras que sufren vuestras violencias y nos tendréis juntas y con rabia”
Nuestra venganza viene de su significado primero: hacer pública y en la más alta expresión la denuncia de un agravio. Para que no vuelva a ocurrir.
Y no podemos acabar sin mencionar a las compañeras de las 6 de la suiza, condenadas a prisión por no querer permanecer aisladas y organizarse sindicalmente. Un apoyo mutuo entre mujeres, un precedente peligroso para la justicia patriarcal. Señores, ¡enteraos de una vez!, ¡si nos tocan a una respondemos todas!
Si nos tocan a una respondemos todas!
Si nos tocan a una respondemos todas!
Hacer sindicalismo no es delito!
Hacer sindicalismo no es delito!
Hacer sindicalismo no es delito!
Libertad compañeras de Xixon!
Libertad compañeras de Xixon!
Libertad compañeras de Xixon!