SINDICALISMO | Foto de Miriam: cabecera de la manifestación en Xixón del 15 de junio | Extraído del cnt nº 439
«Juntas somos más fuertes» es un lema que para CNT es mucho más que palabras, y en el mediodía del 15 de junio lo ha vuelto a demostrar en Xixón con un nueva manifestación confederal, en vísperas de un decisivo paso judicial del Tribunal Supremo español.
Como recogió la televisión pública asturiana, miles de personas de distintos territorios del Estado, superando con gusto el inevitable madrugón, prometieron «que si esto no se arregla, guerra – guerra – guerra» en una más que animada manifestación de solidaridad con «las seis del caso de La Suiza» y contra los montajes judiciales y mediáticos de los enemigos del sindicalismo combativo.
«Juntas somos más fuertes» es un lema que para CNT es mucho más que palabras, y en el mediodía del 15 de junio lo ha vuelto a demostrar en Xixón, en vísperas de un decisivo paso judicial del Tribunal Supremo español.
Se trata de dos aspectos inseparables:
- Solidaridad con seis trabajadoras que mediante la acción sindical horizontal y desde la base, la acción sindical de mujeres cuidando de mujeres, rompieron el velo de la impunidad para los abusos de toda clase de ciertos elementos de la hostelería asturiana.
- Montajes iniciados por el juez al que le tocó el turno del caso, y que convirtió a las denunciantes en denunciadas con una parodia de sentencia en la que, tras repetidos fracasos, hosteleros de Gijón han logrado disfrazarse en papel oficial de«víctimas» de una acción sindical que les había puesto en su lugar.
Entre consignas como «Hacer sindicalismo no es delito», «No están solas» y «La lucha es el único camino» un tema musical desde la megafonía de la manifestación nos emplazó a decir alto y claro que las compañeras no están solas, que juntas estamos y que lo haremos saber en la lucha y en la paz, que venceremos y que esa es la verdad. En palabras de Alba García Torres, portavoz del caso, no podemos dejar de defender y de ampliar los espacios que hemos conquistado entre todas, a pesar de las maniobras a la desesperada de quienes no se resignan a perder sus privilegios.
La manifestación, convocada por CNT a nivel confederal, fue también una manifestación de todos los sindicatos asturianos. Esto se reflejó en la asistencia y en el animado mitin final con la participación de los secretarios generales de CCOO y UGT en Asturies, entre reivindicaciones de «unión, acción y autogestión» coreadas por las asistentes; unidad del asentado sindicalismo asturiano suficiente para, en su caso, convocar una huelga general, y unidad suscitada por el gravísimo precedente que puede suponer la ejecución de esta sentencia. Si se hace firme, no sólo afectaría a las compañeras, sino a toda la clase trabajadora, pues crearía un precedente por el que la acción sindical -garantía de derechos en el siniestro monopoly capitalista- podría penalizarse al margen de la ley, al clasificarse como coacción o extorsión.
Es cierto que la sentencia se basa en páginas y páginas de una argumentación tan pobre y artificiosa que el Tribunal Supremo ha tenido que aceptar el recurso contra ella impulsado por nuestro sindicato –suele aceptar sólo un 10 por ciento-. Pero no es menos cierto que llega a una mesa presidida por el juez Marchena,«el del procés» en un momento de bien conocida politización de «la justicia» por una judicatura sintonizada con la policía y los medios de ultraderecha, que utiliza los tribunales como si fueran de su propiedad, y que exige la máxima alerta de toda la clase trabajadora -«último bastión para la defensa de derechos y libertades» según el portavoz de UGT-.
Las seis compañeras del caso de la Suiza no están solas, y no sólo porque tantas trabajadoras estemos con ellas, sino porque no son un caso aislado dentro de una ofensiva general contra los movimientos sociales de estamentos decadentes y asustados – esos movimientos que, como se recordó desde el estrado, encarnan los anhelos de libertad que puso en verso el preso antifascista Marcos Ana desde sus décadas de encarcelamiento: los de una casa sin llave que la cierre.
Fue ineludible por tanto dar voz con la lectura de unas cartas de los «6 de Zaragoza» antifascistas tras los muros de la cárcel de Zuera sin más causa que otra irrisoria versión policial: nos recordaron que ahí están también casos como los de Hásel, Lanza o tantos otros; que si manifestarse va a ser delito no van a tener cárceles para tantas; que de la cárcel se sale, pero que de la espiral de odio que algunos agitan no será tan fácil. Recordaron, en línea con aquellos antifascistas libertarios que salían de las cárceles en la Transición, que a ellos no les liberarán amnistías o indultos, sino, en el fondo, la acción de todas.
También fue ineludible la participación de la asamblea territorial del 8 de marzo -cuyo activismo feminista ha sufrido una represión tan abundante como olvidada en los recuentos al uso-, y que hizo patente la necesidad de que nuestras luchas se refuercen entre sí. En la misma línea Yamira Hermida, como portavoz solidaria de CGT, agradeció el ejemplo que nos dan las 6 de la Suiza, marcando el camino para trabajadoras y precarias, para la resistencia feminista, queer y antifascista, frente a las amenazas que nos llegan de los centros de poder.
Erika González, secretaria general de CNT, celebró que de sur a norte y de oeste a este del Estado toda la confederación nos hayamos dado cita en Xixón junto a tantas otras que creemos que hay que dar un paso adelante contra este sistema que nos quiere humilladas y divididas. Reivindicó el modo de hacer de CNT, que ha permitido ir más allá de la mera acción legal a la hora de enfrentar una barbaridad como la sentencia de La Suiza, y dejó claro que compañeras como ella nunca estarán solas porque siempre estará CNT.
Los siete años de duración del proceso de La Suiza han supuesto muchas cosas: han supuesto una pena de banquillo añadida a la pena de cárcel que amenaza a las compañeras, a causa de una sentencia lo bastante engrasada como para prolongar burocráticamente el juicio; pero también, y por ello, han abierto un proceso de aprendizaje y maduración para la confederación, no siempre cómodo, en lo tocante a vencer las dificultades para realizar nuestros anhelos en un mundo ignorante y hostil.
Más allá de los cortoplacismos electorales y de las cuentas de la lechera estratégicas, hay una alternativa: la de no olvidar la raíz etimológica del sindicalismo que nos recordó en su intervención Alba García Torres, de justicia entre todas. Alba expuso que en siete años ha habido muchos momentos para preguntarse si todo esto merece la pena, y queda claro que no es cosa de méritos y penas, sino de que no hay otra forma de plantearse la vida que cuidándonos, organizándonos, haciendo la red que nos lleve más allá de nuestros miedos:
«Hemos aprendido que hacer sindicalismo es no permitir nunca que maltraten nuestra fragilidad y que hacer sindicalismo es pisar la tierra que ellas pisan. Que estamos aquí, hoy, por ellas, pero también por la dignidad de todas… En estos años también hemos aprendido que debemos pelear juntos por lo que estamos de acuerdo porque así los desacuerdos se irán diluyendo en la medida en que vamos construyendo esperanza».
Artistas como Nacho Vegas en Xixón y Manu Chao en Mieres pusieron también este día su arte para solidarizarse con las Seis de la Suiza, así como los asistentes al mitin coreando «A las barricadas» con la afinación un tanto insólita que nos caracteriza.
Pero al llegar al final de la crónica, y sin hacer de menos el recuerdo de los momentos para confraternizar que nos permitió esta manifestación, es lo suyo -como debe serlo siempre-, dar la conclusión a las personas que están enfrentando en primera línea un montaje tan brutal. Jara, de las 6 de la Suiza, participó en el mitin final de la manifestación, y nos habló de cómo ellas, «pese al agotamiento de estos años», volverían a defender la dignidad de una compañera; estos zarpazos desesperados de los privilegiados pueden provocarte momentos de desesperanza, pero aunque lleven siete años queriendo anularlas, «no lo van a conseguir, porque vamos a cuidarnos juntas».
Ahí estaremos.