Vivir con pena, y sin gloria

EL CUARTO OSCURO | Ilustración El Infierno, firmado «1570/peeter huys fe.», óleo sobre tabla, 86 x 82 cm, Madrid, Museo del Prado. | Extraído del cnt nº 437

DESDE LUEGO yo prefiero vivir sin Pena ni Gloria. Porque como quieras Vivir con Gloria, como dicen los Himnos Nacionales, te dan una hostia que te arrancan la chola. Lo aprendí de chico, cuando nos contaba Doña Rosalía la maestra, lo de Eva. Os lo cuento.

Tengo cuatro o cinco años. Todos sentados en pupitres. Los niños a la derecha, las niñas a la izquierda. Doña Rosalía da clases en su piso. Mezclados en un solo curso. Y nos relata la Biblia.

A mí el Paraíso me gustaba, Dios lo hizo pa nosotros, y allí los animales vivían en paz, nadie la palmaba, todos en pelotas, y –sobre todo– no había, ni que ir a la escuela, ni que trabajar. Y llegó la Serpiente, y tentó a la única tía que había por los alrededores, y comió el fruto del Árbol de la Ciencia, prohibido por Jeová, que vaya nombre… Jeová. ¿Qué clase de nombre de mierda es ese? Vas y le pones a tu niño en un mal día Jeová y le llamas… «¡Jováaaa!, ¡Eja la pelota y ven a sená que ti vi a dá una ostia como no vengah que titi van a salí burbujah de loh mocoh!»

Digo que va Eva y come del científico fruto, y Dios nos maldice: trabajar sudando y parir con dolor. Por una manzana. Un rollo. Porque tras sudar, parir y tal…, la muerte. Y el Infierno. Con un incendio que no lo apagaba ni la Dirección General de Montes. Y allí nos estábamos quemando… Eternamente. Y estaban los demonios que nos pinchaban, cortaban, hervían, abrasaban y, en general, nos torturaban a conciencia sin que eso tuviese un fin. Pero, mucho ojo, –nos aseguraba Doña Rosalía– «Dios, te ama». Joder, la hostia puta, ¡pues menos mal!

Claro, yo me imaginaba el Infierno, y me cagaba. Y a continuación venía lo de Cristo en la Cruz. El Salvador. Y ahí pregunté, ¿de qué nos salvó? Es que si seguíamos comiendo manzanas, y no había Paraíso… Y como no entendí la explicación, por más vueltas que le dio la maestra, me largó a un rincón, con los brazos en cruz el resto de la mañana, hasta asimilar que el Hombre Dios Paloma había salvado al Mundo del Pecado.

Y claro que lo aprendí. Cierra el pico, cabecea meditabundo, como si rezaras: la Violencia es el Camino. Que diría el Mandaloriano… Pero con prudencia. Porque como quieras vivir con Gloria… La seguridad, ante todo.

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