DOSIER: Autodefensa | DE ROSITAS | Ilustración de sitocamosaunorespondentodos | Extraído del cnt nº 435
LA CUESTIÓN de la autodefensa feminista no es nada nuevo. Viene de largo. Las sufragistas inglesas ya se formaban en técnicas de Jiu-Jitsu como autodefensa para afrontar las violencias policiales. Fue Edith Margaret Garrud, maestra en artes marciales, quien desde 1908 hasta el estallido de la 1ª Guerra Mundial, organizó clases especializadas en técnicas de autodefensa para mujeres sufragistas. En menos que canta un gallo eran capaces de zafarse de la zarpa policial y poner pies en polvorosa.
Décadas después, en la segunda ola feminista, la asociación Wen-Do Women’s Self Defence, nace con el fin de enseñar autodefensa a las mujeres. Pero ahora el objetivo era poder hacer frente a las agresiones machistas usando el método Wen-do. Desde entonces ha sido un no parar de técnicas diferentes que han servido para aportar fortaleza, empoderamiento y seguridad a las mujeres.
Tenemos que desarrollar estrategias colectivas de autodefensa que nos faciliten estructurar un contundente contraataque, pasando a la acción colectiva para combatir las agresiones.
¿Pero se trata solo de saber romper espinillas y brazos, ser capaz de romper una tabla, o saber salir corriendo? Sin discusión es necesario, pero no suficiente. Hay más en juego. Tiene que abarcar cuestiones emocionales y psicológicas y no limitarse a actuaciones grupales puntuales si queremos imprimirle un carácter transformador y revolucionario.
Tenemos que desarrollar estrategias colectivas de autodefensa que nos faciliten estructurar un contundente contraataque, pasando a la acción colectiva para combatir las agresiones. Tarea que nos incumbe tanto a hombres como a mujeres, pues los depredadores, solos o en manadas, siguen barriendo hogares y calles en busca de víctimas.
La mayoría de los ataques sexuales a mujeres y menores se producen en entornos ‘familiares-amistosos’ con engaños y autoridad patriarcal. Es necesario aprender a detectar anticipadamente las agresiones, y gestionar actitudes, voces y gestos que sirvan para defendernos. Se debe educar en sexualidad y psicoafectividad casi desde la cuna a todo ser humano. Es necesario aprender a no callar ni guardar silencio.
En esta batalla la educación es un pilar fundamental para armar el ataque al patriarcado. La derecha lo sabe y actúa promoviendo la educación segregada por sexos, pretendiendo aplicar pines parentales, e imponiendo el silencio en cuestiones sexuales.
¡Es necesario pasar al ataque!