Sí, somos CNT

El
pasado sábado 4, el diario digital El Español publicaba un artículo
bastante llamativo. Al parecer, el medio de comunicación que dirige
Pedro J. Ramírez acaba de descubrir que existe lo que tantas veces
hemos dicho desde CNT: hay otra forma de hacer sindicalismo. Sin
embargo, el periódico omite un “detalle”: esa “otra forma”
existe desde hace muchos años.

Hay
más curiosidades. Al parecer, El Español no está al tanto de que
CNT, una organización fundada hace 106 años, practica esa “otra
forma de hacer sindicalismo”. En concreto, el diario en cuestión
desconoce que en esta organización no cobramos subvenciones ni
tenemos personas liberadas. En otras palabras, que no dependemos del
Estado, sino de nosotras y nosotros mismos.

En
el artículo citado, el citado periódico relata las peripecias de un
nuevo sindicato, ligado –como prácticamente todos- a un partido
político. Nada nuevo bajo el sol. Sin embargo, la “novedad”
sería otra: su decisión de no recibir subvenciones públicas para
financiarse (por cierto, cosa que sí hace el partido al que están
ligados).

Sin
embargo, se le escapa al diario de Pedro J. que no hay nada más que
diferencie al nuevo sindicato del resto de organizaciones a las que
dicen enfrentarse. Somos no supone una crítica a ningún aspecto
substantivo de un modelo sindical profundamente corrupto, heredero
del sindicalismo vertical franquista, y participa de su manifestación
más perniciosa: los comités de empresa.

Son
estos comités de empresa (o delegados/as de personal en las empresas
de menor tamaño), elegidos mediante el proceso de elecciones
sindicales, los que mantienen los peores privilegios de la casta
sindical: crédito horario, inmunidad ante despidos y sanciones,
prioridad de permanencia en caso de despidos por motivos económicos
frente al resto de la plantilla, derechos de información reservada.
Pero, sobre todo, mediante este proceso acceden a un privilegio más
perjudicial para la clase obrera: la potestad para negociar convenios
y pactos de carácter colectivo por el conjunto de la plantilla o el
conjunto del sector, sin necesidad de contar con afiliados/as en
dichos sectores o plantillas e incluso sin necesidad de escuchar o
tener en cuenta a las mismas.

Frente
a esto, la CNT sí que promueve el ejercicio de un modelo sindical
diferente: el de secciones sindicales frente a comités de empresa.
En estas secciones ninguna persona detenta privilegios de ningún
tipo sobre cualquier otra y sus acuerdos solo son aplicables a sus
miembros o, para firmar acuerdos de carácter más amplio, la sección
sindical necesita el acuerdo de la asamblea de trabajadores/as.

Sin
ánimo de dar alas a quienes –por enésima vez- intentan
aprovecharse de la clase trabajadora para promover un proyecto
partidista, nos gustaría comentarle a El Español –y a todos los
demás medios- tres “detalles”, para que los tengan en cuenta en
futuras crónicas:

  • 1.
    Vale, es verdad: existe otra forma de hacer sindicalismo.
  • 2.
    Por cierto: esa “otra forma” se llama, aunque a algunos les
    chirríe, anarcosindicalismo.
  • 3. Y
    por si acaso: el anarcosindicalismo, que no es otra cosa que el
    sindicalismo basado en los principios anarquistas, es defendido por
    CNT.

 

Hoy
también nos gustaría ofreceros tres “síes”:


  • Sí, somos el sindicato que llevó a la práctica la teoría
    libertaria, demostrando que otra sociedad es posible.

  • Sí, somos el sindicato que resistió a la larga noche de la
    dictadura franquista.

  • Sí, somos la organización que día a día mantiene su lucha a favor
    de la clase trabajadora en un amplio número de empresas.

 

Pero
también tenemos tres “noes”:


  • No, no somos los que un día sí y otro también traicionan a la
    clase obrera.

  • No, no somos los que venden a las trabajadoras y trabajadores en los
    comités de empresa.

  • No, no somos los que viven del sindicalismo.

 

Sí, somos CNT.

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