Los técnicos y técnicas instaladores de Telefónica, subcontratados y
falsos autónomos, llevan desde el día 28 de marzo en huelga indefinida
reclamando unas condiciones de trabajo dignas. Se enfrentan a la misma
problemática en la que está inmerso no sólo el sector de comunicaciones
sino todos los sectores laborales, gracias a las nefastas reformas con
las que los sucesivos gobiernos han legalizado la esclavitud y la
precariedad de la subcontratación, el letal «outsourcing». Un escenario
que permite a las grandes empresas, en este caso del sector de
comunicaciones, subcontratar como «servicios externos» mediante empresas
como Cobra o la recientemente denunciada Sanrob procesos fundamentales de su actividad como la instalación y el mantenimiento.
Sobre todas ellas está, desde luego, el gigante Telefónica. Los
teóricos del capitalismo deberían explicar cómo esta empresa gigantesca
en ingresos puede estar prejubilando trabajadores con pensiones que
triplican el sueldo de los trabajadores en activo, mientras que sus
actuales directivos cobran tres veces más que los que dirigían la
empresa hace treinta años y son indemnizados cuando por fin se marchan
con sumas astronómicas. La misma empresa debería compartir con sus
clientes el hecho de que los técnicos que actualmente les instalan la
fibra óptica o el ADSL y les reparan las averías en su casa o en la
empresa lo hacen en condiciones que rayan la esclavitud: carecen de
cotnrato fijo, sufren contratos laborales de 2 a 4 horas a pesar de
trabajar de 12 a 14 horas unos días y otros nada, sin vacaciones,
trabajando los fines de semana como un día más, con constantes problemas
para adquirir materiales o para realizar las instalaciones, que ellos
mismos deben solucionar, además de tener que aportar sus propios medios,
herramientas, escaleras y vehículos, ordenador, móvil… como si fueran
autónomos sin serlo, y debiendo además hacer frente a toda clase de
gastos extra y penalizaciones, así como constantes amenazas de no volver
a recibir encargos si no se aceptan las condiciones de trabajo cada vez
más insoportables. Seguro que a muchos de los trabajadores y
trabajadoras en activo, por desgracia, les suena esta música, la melodía
del patrón satisfecho.
Pues que tomen nota de esta otra música, de la melodía que están
interpretando estos valientes instaladores e instaladoras, porque la
huelga, que se extiende ya a otras subcontratas, es un éxito. El apagón
en una función vital hoy en día, Internet, sobre todo para las empresas,
amenaza la credibilidad del gigante Telefónica, salpica en la práctica a todos los operadores del sector
y la fuerza a escuchar las demandas de los trabajadores, lo que hace,
claro está, a su manera. En primer lugar, recurriendo a sus lacayos los
sindicatos del pesebre, CCOO y UGT, que como acostumbran han corrido a
ponerse de felpudo firmando un pacto para tratar de desconvocar la huelga. Al mismo tiempo, en socorro del patrón, se ha puesto en marcha el aparato represivo del Estado, deteniendo en sus casas a seis técnicos en huelga,
para soltarlos poco después acusados de delitos «contra los derechos de
los trabajadores» y daños. Asi opera la reacción, estas son las armas
del capital, pero de nada les sirven estas maniobras; la huelga sigue.
Esa es la mejor noticia con mucho: la huelga sigue, no claudica, y si
la lucha sigue no podemos hacer otra cosa que ganarla. Será con tu
colaboración: los trabajadores han abierto una caja de resistencia donde
hacer aportaciones solidarias, en este enlace tienes los números de cuenta donde colaborar con la REVOLUCIÓN DE LAS ESCALERAS que es la de la clase trabajadora.
OBRERO SI NO LUCHAS NADIE TE ESCUCHA