¿Cómo afrontaban nuestros abuelos la financiación?

La amnesia histórica es mucho más que una lista de
muertos en una cuneta, representa el expolio de nuestra tradición de
revolucionarios e individuos libres.

Dolors Marín | Periódico CNT

Uno de los nombrosos problemas internos con
los que se enfrentan los miembros de las asociaciones que participan en las
luchas sociales suele ser el de la financiación económica de sus actividades.
Ya fueran estas de prensa y propaganda (publicaciones periódicas, carteles,
adhesivos…), culturales (teatro, música, performances…), celebraciones
(fiestas reivindicativas, comidas, solidaridad a terceros, acciones…) y un
largo etcétera. El problema del dinero siempre ha estado presente. La mayoría
de los protagonistas de las luchas sociales se balancean sobre una cuerda
suspendida entre el cielo y la tierra y anclada en la precariedad. Nada nuevo
en el curso de nuestra historia. Una historia de lucha, precariedad y muchas
empresas editoriales, cooperativas y colectivas.

¿Y
cómo se lo montaban hasta ahora los colectivos anarquistas? ¿Cómo se lo
montaban nuestros abuelos antes de 1936? ¿Cómo fueron capaces de fundar
escuelas racionalistas, editoriales obreras o revistas culturales con su bajo
sueldo de trabajador? Un claro problema que existía ya que sus actitudes éticas
y morales les impulsaba a rechazar- antiestatales como eran- las subvenciones o
las ayudas venidas del estado o mecenas cercanos a la iglesia o la burguesía.

Sin
tener acceso a un dinero propio, con sueldos miserables, sin prestación de
desempleo, sin seguro médico, sin medicina y jugando a ganar- a
contracorriente- día a día los anarquistas europeos, españoles, catalanes,
baleares construyeron puentes entre la vida cotidiana y la utopía. La
edificación de la propuesta alternativa pasaba por el esfuerzo personal, la
búsqueda de fondos materiales para llevar a cabo estas empresas de propaganda
escrita y oral. Para el alquiler de locales (escuelas, ateneos, sindocatos),
para pagar los maestros, los linotipistas, los cajistas, el papel, la edición y
la distribución.

Hoy
comenzamos a describir una parte de la historia poco estudiada: la financiación
de las empresas obreras. ¿Y por qué? Pues, porque podríamos decir que pasado y
presente no son diferentes. Nos lo puede parecer sin embargo, si revisamos las
huellas que nuestros compañeros y compañeras han dejado en el camino podemos
sorprendernos.

También
cabe destacar que uno de las trampas del capitalismo y la actual ordenación
ideológica del sistema nos hace pensar que nuestra lucha es una lucha nueva.
Que existe un corte en el sueño de nuestros hermanos de la Ilustración francesa
y los luditas ingleses; entre los ocupantes de tierra andaluces y los
cooperativistas catalanes. Lo mismo ha pasado con los desertores de todas las
guerras, los insumisos, los pacifistas o los antipatriotas. Siempre ha parecido
que las luchas por la paz se han de organizar en torno a una guerra concreta en
vez de ver que la lucha por mantener la paz es una forma de vida común a la
gran parte del género humano.

Dentro
de esta forma alternativa de vida se encuentra también el respeto a la
naturaleza, a los animales y el resto de los seres humanos. Sin embargo, como
decíamos, el sistema nos quiere hacer creer que tenemos que empezar de nuevo a
aprender teoría y práctica. Como si fuéramos analfabetos de nuestras propias
formas de lucha. Analfabetos e ignorantes de las prácticas anteriores y de las
soluciones a los mismos problemas que nos enfrentamos hoy. La amnesia histórica
es  mucho más que una lista de muertos en
una cuneta o ante la tapia de un cementerio. Este olvido representa un expolio
de nuestra tradición de revolucionarios e individuos libres.

Después
de esta introducción necesaria veamos el asunto que nos ocupa: el dinero. 

Volvamos al principio: ¿cómo conseguían
papel, impresores, locales, maestros? Uno de las fuentes era, con toda
probabilidad, los ahorros y la cotización sindical, una cosa sagrada en su
tiempo. Motivo de orgullo cotizar. Motivo de prisión en tiempos de
clandestinidad y de palizas si alguien era detenido con los sellos o el carnet
del sindicato en la mano. Y a pesar de ello, se hacía. Se cotizaba cada mes en
los años más duros de la lucha obrera. ¿Y los grupos libertarios, de afinidad?
De acuerdo con su filosofía tenían que autofinanciarse. Un ejemplo el grupo
Salut i Força, neomaltuasiano, es decir partidario de la contracepción y el
control de natalidad. Comenzó vendiendo folletos de educación sexual en los
barrios catalanes a finales de 1908. Sus folletos gozaron de gran popularidad y
pronto pasaron a distribuir de forma directa medios de contracepción como
condones, pesarios, etc. Se trataba de una venta al margen de la ley ya que
estaba prohibido. La Iglesia los denunció. Fueron multados y encerrados
reiteradamente. Gracias a su tesón y fruto de éste aparecería unos años
después, en 1927- Generación Consciente en Alcoy. Generación Consciente se
transformaría en Estudios, una de las revistas más importantes del
anarcosindicalismo de habla castellana llegando a venderse en América. Los
miembros de Salut i Força fueron pioneros de la lucha por una sexualidad libre
y estaban en diálogo constante con sus compañeros franceses de la Liga por la
Regeración Humana. Liga encabezada por Paul Robin, gran amigo de Bakunin y
Ferrer i Guàrdia. La labor editorial y de autofinanciación de los
neomaltusianos en nuestro país está todavía por estudiar. En Francia no sólo se
autofinanciaban sino que también fueron capaces de crear hospitales y centros
para la difusión de sus ideas. 

Existían
otros grupos en el anarcosindicalismo de los años veinte y treinta. Uno de
ellos, Sol y Vida, fue un grupo complejo que organizó bajo la sombra del
sindicato el proyecto del Ateneo Racionalista Eléctico y la escuela
racionalista La Farigola. La escuela se autofinanció gracias a los ahorros y
las cuotas de sus socios y las aportaciones del sindicato textil de la CNT. Fue
fundada en los años represivos de la dictadura de Primo de Rivera, momento en
que los sindicatos estaban prohibidos y se movían dentro de la clandestinidad.
En un mismo local estaba el ateneo y la escuela. Los domingos solían hacer
excursiones y salidas. Las excursiones programadas a Núria, en los Pirineos,
servían para que los jóvenes que no querían hacer el servicio militar, estaban
amenazados por la justicia o la patronal pudieran pasar al lado francés. El
ateneo fue uno de los primeros nudistas en el Estado español y grandes
difusores del vegetarianismo. Compraron, gracias a  aportaciones individuales, una gran toldo que
se instaló en la playa de la Barceloneta. Allí se reunían los chicos y las
chicas cada domingo de verano. Sus revistas Ética, después Iniciales explican
parte de la vida legal del grupo (excursiones, clases, conferencias, etc).

Sería
interesante averiguar cuales son los pasos de la financiación de los grupos
anarquistas. Estudiar sus propuestas cooperativas- tanto de producción como de
consumo, como las expropiaciones llevadas a cabo en algunos casos concretos.

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