“La política y la seguridad no se llevan bien”

Entrevista a Miguel Amorós, historiador anarquista y crítico anti-desarrollista, acerca del accidente de tren en Angrois.

D. Font | Periódico CNT

Pregunta.- ¿Qué te
parece el escarnio al conductor del tren mientras que dirigentes y Gobierno
niegan cualquier responsabilidad? 

Rrespuesta.- La magnificación del “factor
humano” como causa principal del accidente tiene como objeto disimular el papel
del “factor político”. El AVE en Galicia era un compromiso electoral y una
decisión política llevada adelante por el gobierno “socialista” y por el actual
gobierno “popular”, con el consentimiento y apoyo de los demás partidos, sobre
todo a nivel regional. La prisa de las autoridades por ejecutar las obras de un
tramo con muchos túneles y puentes salvando complejas y costosas
expropiaciones, que siempre generan oposición, fue la causa de que el trazado
Ourense-Santiago tuviese una curva impensable en un trazado de alta velocidad,
de que un solo maquinista condujese el tren, de que el ancho de la vía no fuese
el europeo, y de que se aplicase el sistema de señalización convencional ASFA,
que no detiene el tren hasta sobrepasar los 200 km/h. Política y seguridad no
se llevan bien. Si bien la Alta Velocidad exige unos sistemas sofisticados de
seguridad que han dado lugar a una potente industria, su ejecución está en relación
inversa con la Alta Velocidad política. A mayor urgencia política, menor
seguridad.

P.- Algunos
maquinistas reconocen que el sistema de seguridad da fallos. ¿Quién lo eligió?
 

R.- El
responsable final es el ministro. Cierto es que la cadena de mando pasa por la
dirección del ente administrador Adif y del operador Renfe hasta llegar a los
ingenieros y técnicos, sin contar las comisiones de los gobiernos autonómicos,
también con sus expertos y técnicos. Éstos informan sobre el trazado y la
seguridad, pero es el momento político quien influye en las decisiones. Así
pues, la decisión es política; luego, los expertos se encargan de la parte
técnica, y es ahí donde surgen problemas, de “encaje”, de “homologación” o de
lo que sea, que en este caso llevaron a aparcar el sistema recomendado en
Europa, el ERTMS, supuestamente mas eficaz. El director de Adif es quien
asumiría la mayor responsabilidad en ese campo.

P.- Tú
hablas de ‘progreso’ en un sentido peyorativo al referirte al TAV, por las
consecuencias que genera. En el caso de Galicia, ¿cuales serían?

R.- Es común en
la clase dirigente española, tanto política como empresarial, identificar
infraestructuras, tecnología punta y promoción inmobiliaria con desarrollo y
progreso. El TAV seria la guinda de ese pastel desarrollista. Y a pesar de la
crisis económica, sigue siéndolo. Como
es una ruina económica, los efectos sobre autonomías periféricas como Galicia,
serían por ahora menos un aumento de la centralización y de la urbanización,
que un aumento de los recortes presupuestarios en lo que concierne a las redes
ferroviarias, tanto de largo recorrido como de cercanías. La descapitalización
del transporte público obliga al uso intensivo y extensivo del vehículo
privado. 

P.- En
Galicia se construyen vías de alta velocidad sobre las existentes. Además de
suprimir la red de cercanías, ¿puede traer problemas de seguridad?

R.- Los
problemas de seguridad se exportan a cercanías y largo recorrido, apenas
disimulados tras el mal funcionamiento de los trenes, la saturación de líneas,
la falta de planes de evacuación, el mal estado de algunos vagones, el peligro
de los pasos a nivel, retrasos, averías, etc. 

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